¿Tienes problemas circulatorios en las piernas? Evita que actúen

Por Equipo Farmalastic

Pesadez de piernas, arañitas vasculares, picores en el cuerpo, calambres musculares, varices, hinchazón en piernas, pies y tobillos… si sufres alguno (o varios) de estos síntomas a menudo, es probable que tengas problemas circulatorios en las piernas como la la Insuficiencia Venosa Crónica 
Pero, ¿sabes qué significa esto y por qué sucede?, ¿hay algo que puedas hacer para evitar que el problema se acentúe? En este artículo te explicaremos conceptos básicos sobre esta patología y qué acciones preventivas puedes llevar a cabo para que la dolencia no vaya a más y alivies los síntomas.

¿Qué es la Insuficiencia Venosa Crónica (IVC)? 

La Insuficiencia Venosa Crónica es una dolencia vascular que afecta a las válvulas que hay en el interior de las venas y a la circulación sanguínea. Cuando estas venas están demasiado debilitadas no cierran correctamente y, en lugar de enviar la sangre de vuelta hacia el corazón, provocan que el plasma se estanque en ellas y aparezcan una serie de síntomas.

Síntomas de mala circulación en las piernas 

Como consecuencia de esta incompetencia valvular, como se conoce en terminología médica el funcionamiento deficiente de las válvulas del interior las venas, pueden aparecer los siguientes síntomas:

  • Varices: sin duda, uno de los signos más evidentes de la IVC son las varices, es decir, finos capilares dilatados entre uno y tres milímetros de color azulado-verdoso que pueden aparecer en los tobillos y en las piernas. Si estas venas son más delgadas y de color rojizo-violeta se denominan arañas vasculares, mientras que si las varices azulado-verdosas se inflaman y aparecen en la superficie de la piel retorcidas y abultadas hablamos de venas varicosas.
 
  • Dolor, hormigueo, cansancio, y pesadez de piernas: cuando la circulación sanguínea ascendente no funciona bien, puede aparecer el síndrome de las piernas cansadas, que causa dolor y fatiga en las extremidades inferiores. Este suele empeorar al estar muchas horas de pie o cerca de una fuente de calor y mejorar cuando el paciente se tumba o eleva las piernas y se aplica frío
  • calambres nocturnos: también conocido como síndrome de las piernas inquietas, se trata de un trastorno neurológico que dificulta la conciliación del sueño y el descanso nocturno debido al continuo movimiento de las piernas
  • parestesia: a veces la IVC provoca sensación de hormigueo en las piernas, especialmente por la noche
  • sensación de calor, enrojecimiento, sequedad y picor constante en la piel: lacumulación de sangre en las extremidades inferiores provoca un aumento de la temperatura que ocasiona estos defectos
  • hinchazón en los tobillos y piernas: la IVC también puede provocar edema, es decir, acumulación de fluido en el tejido extravascular (el que está situado entre la piel y los vasos sanguíneos), especialmente después de periodos prolongados de pie y tras la exposición a temperaturas altas.

Además de todos estos síntomas, en los casos más graves, la IVC puede comportar alteraciones cutáneas (dermatitis, eccemas, etc.) que, si evolucionan y se complican, pueden terminar provocando úlceras en las piernas por mala circulación.

¿Por qué la IVC afecta más a las mujeres que a los hombres? 

La IVC es más frecuente en el sexo femenino que en el masculino (especialmente a partir de los 35 y los 40 años) debido a la predisposición hormonal y a las alteraciones endocrinas que sufren las mujeres a lo largo de su vida. O dicho de otro modo: la evolución hormonal y la afectación circulatoria están claramente relacionadas. En consecuencia, los cambios que provocan los estrógenos y la progesterona durante el embarazo, la menopausia y las terapias hormonales con anticonceptivos orales hacen que las mujeres tengan más predisposición a sufrir dolencias circulatorias, especialmente si también cuentan con otros factores de riesgo.

Si bien, tal como hemos comentado, el componente hormonal es clave en la aparición y desarrollo de la IVC sobre todo a partir de los 35 y 40 años, esta patología cada vez afecta a pacientes más jóvenes a causa de la incidencia directa que tienen en ella los hábitos y el estilo de vida.

¿Que factores de riesgo pueden favorecer el desarrollo de la IVC? 

Aunque a veces no les prestemos suficiente atención, ciertas situaciones pueden favorecer la aparición de patologías vasculares y constituyen un factor de riesgo para desarrollar IVC. Sin embargo, no todas las situaciones son iguales, de modo que a continuación te explicaremos cuáles pueden comportar un riesgo más leve y, cuáles, un riesgo mayor (moderado o alto):

Riesgo leve:

  • tratamientos hormonales: como hemos comentado anteriormente, las terapias hormonales están relacionadas con el desarrollo de dolencias circulatorias como la IVC o la TVP (Trombosis Venosa Profunda)  ya que el consumo de píldoras anticonceptivas puede aumentar la permeabilidad de las venas y su dilatación
  • sobrepeso: además de significar mayor presión para las articulaciones del cuerpo, un peso corporal excesivo también sobrecarga el sistema vascular
  • estreñimiento: un ritmo deposicional bajo también puede afectar al normal funcionamiento de la circulación de la sangre, ocasionando un mayor riesgo de aparición de IVC y complicaciones asociadas
  • vida sedentaria: la inactividad y la falta de ejercicio influyen directamente en la aparición de la IVC, ya que estar de pie de manera prolongada incrementa la presión venosa
  • viajes largos: la inmovilidad que conlleva los viajes de más de cuatro horas, especialmente si se realizan con frecuencia, puede facilitar la aparición de problemas vasculares

Riesgo moderado: 

  • embarazo: las alteraciones hormonales que se producen durante este periodo conllevan la dilatación de las venas, hecho que explica que alrededor de un 40 % de las mujeres embarazadas sufran Insuficiencia Venosa Crónica Gestacional
  • poscirugía venosa: las intervenciones quirúrgicas para tratar dolencias vasculares de gravedad (entre ellas, la IVC en estadios graves) son otro de los factores que suponen un riesgo moderado

Riesgo alto:

  • antecedentes familiares de mala circulación: el factor genético influye en la aparición de IVC de manera directa; de hecho, la IVC es una de las enfermedades que más se hereda
  • trabajar de pie o sentado (y cerca de una fuente de calor o expuestos a altas temperaturas): el ortostatismo (es decir, estar de pie durante un tiempo prolongado) es el otro factor que representa un riesgo más alto para desarrollar IVC, especialmente si lo hacemos cerca de una fuente de calor o expuestos a altas temperaturas.

Un apunte importante en este apartado es que no solo si tenemos factores de riesgo necesitaremos tratamiento. Así, aunque tengamos factores de riesgo leves o moderados, combinados con según que síntomas, pueden indicar un problema de retorno venoso importante, de modo que lo mejor será acudir a un profesional sanitario para que examine detalladamente nuestro caso y nos indique el tratamiento a seguir.

¿Cómo prevenir el desarrollo de IVC?

A pesar de que hay ciertos factores que no podemos controlar (genéticos, hormonales, etc.), sí que podemos prevenir el desarrollo de esta dolencia vascular poniendo en práctica medidas como:

  • mantenernos activos: andar y practicar ejercicio diariamente (se recomienda ir en bicicleta, nadar o practicar deportes de intensidad moderada)
  • usar medias de compresión terapéutica: estos productos son el tratamiento no quirúrgico más eficaz para tratar la IVC. Tanto las medias como los calcetines de compresión actúan como una ayuda a la bomba muscular de la pantorrilla, que impulsa el retorno de la sangre hacia el corazón, y sustituyen a las válvulas deterioradas de las venas. De este modo, las medias de compresión terapéutica consiguen corregir los problemas que causan una mala circulación y contribuyen a que la patología no avance. Se trata de prendas diseñadas para ejercer una presión confortable y usarse a diario, y están muy indicadas en los viajes largos en los que permaneceremos muchas horas sentados sin poder movernos para evitar el síndrome de la clase turista
  • poner atención a la dieta e hidratarse correctamente, sobre todo en ambientes calurosos: seguir una dieta sana y equilibrada que no agrave los problemas vasculares es muy importante; por ello, se recomienda tomar alimentos ricos en omega 3 como el pescado azul (especialmente el atún, el salmón, la caballa, los arenques y los mariscos), la leche, el aguacate o las nueces. Además de poner atención a la dieta, también es básico hidratarnos correctamente para ayudar a eliminar los líquidos acumulados y activar la circulación sanguínea
  • evitar llevar ropa ajustada: las prendas demasiado ceñidas pueden dificultar una buena circulación, de modo que es preferible optar por prendas anchas y cómodas
  • evitar las fuentes de calor: en apartados anteriores ya hemos comentado que las altas temperaturas agravan los problemas vasculares; por ello, las personas que sufren IVC observan que les duelen más las piernas en verano  y tienen más hinchazón. En consecuencia, se recomienda evitar mucha exposición solar (ya sea en la playa o en la montaña), así como el uso de mantas eléctricas, braseros, saunas o la depilación con cera caliente
  • realizar duchas o baños de agua fría y aplicar geles fríos: si incorporamos este hábito a nuestra rutina diaria, contribuiremos a mejorar la circulación sanguínea. Lo ideal es aplicar agua fría en las pantorrillas de abajo hacia arriba al final de la ducha para aliviar la sensación de pesadez y realizar un masaje con geles fríos 

A modo de conclusión, en este extenso artículo te hemos contado qué es la IVC, qué síntomas provoca y qué podemos hacer para impedir su avance. Si bien es cierto que es difícil luchar contra factores de riesgo moderados o graves, tenemos muchas acciones a nuestro alcance para aliviar los síntomas y evitar que la dolencia avance en los casos menos graves. Así que, pon atención a la dieta, haz ejercicio regularmente y usa medias de compresión ¡y gana la partida a la IVC!

Fuentes:

Guía Activa IVC Cinfasalud. Actualización en la terapia compresiva de IVC. Galindo, Ángel. Terapia compresiva en insuficiencia venosa crónica. Conceptos actuales

Información y estudios internos de Farmalastic

Imágenes:

Medline Plus. Biblioteca Nacional de Medicina de los EE. UU. Venas varicosas. Recuperado de https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/001109.htm

*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.

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