La popularización del transporte aéreo de los últimos años también ha popularizado un término para describir los problemas circulatorios que pueden aparecer en vuelos de larga duración en la clase más económica: nos referimos al síndrome de la clase turista o trombosis del viajero. Aunque tiene una incidencia muy baja en la población (menos de un 1%), antes de realizar un vuelo durante muchas horas vale la pena adoptar medidas preventivas para evitar sorpresas, especialmente si ya tenemos problemas circulatorios como la IVC. En este artículo te explicaremos las características del síndrome de la clase turista, qué viajeros tienen más riesgo de padecerlo y qué podemos hacer para evitarlo.
Tabla de contenidos
¿Qué es el síndrome de la clase turista?
El síndrome de la clase turista, también llamado trombosis del viajero, es un término acuñado en los años 90 para referirnos de forma popular a una afección que en terminología médica se conoce como Trombosis Venosa Profunda (TVP). Se trata de una patología vascular caracterizada por la aparición de un coágulo que obstruye el sistema venoso profundo de las piernas. Este coágulo puede circular hasta los pulmones de forma espontánea, causando una Tromboembolia Pulmonar (TEP) con el consiguiente peligro para la salud. Es por ello que es muy importante conocer sus factores de riesgo y poner todos los medios posibles para intentar prevenirlo.
¿Qué síntomas provoca esta enfermedad?
Los síntomas que nos permitirán reconocer la aparición del síndrome de la clase turista incluyen:- dolor en la pantorrilla o el muslo
- coloración azulada (cianosis) o rojiza
- aumento de la temperatura de la piel
- dilatación de las venas superficiales o edema blando que, al ser palpado con una ligera presión con el dedo, causa un pequeño surco en la piel
Factores de riesgo del síndrome de la clase turista
Los principales factores de riesgo asociados a la TVP comprenden un amplio abanico, que a continuación repasaremos:
- edad: el riesgo aumenta a partir de los 40 años
- Insuficiencia Venosa Crónica
- inmovilización prolongada
- antecedentes personales de trombosis
- embarazo y posparto
- traumatismos
- obesidad
- viajes prolongados (especialmente, de más de cuatro horas de duración)
- tratamiento con ciertos fármacos (uso de anticonceptivos orales y terapia hormonal)
- cirugía reciente
Entre los varios factores de riesgo debemos subrayar el sedentarismo, muy propio de los viajes largos en avión (aquellos de más de cuatro horas) y difícil de combatir debido a las reducidas dimensiones de la cabina. Sin embargo, la TVP también puede afectar a viajeros que utilicen otros medios de transporte en el que estén inmóviles mucho tiempo, ya que cualquier persona que permanezca sentada de forma prolongada puede llegar a producir coágulos en las extremidades inferiores. En el caso del transporte aéreo (y, especialmente, en los vuelos de larga distancia), el problema es que se dan una serie de factores específicos que aumentan las posibilidades de que se produzca esta patología, como la disminución de la presión barométrica, el sedentarismo y la baja humedad (deshidratación) de la cabina.
Cómo prevenir la TVP en un avión
A pesar del poco espacio disponible para cambiar de posición, estirar las piernas o caminar, es fundamental que si viajamos en avión intentemos movernos regularmente y combatir el sedentarismo para activar la circulación sanguínea y así evitar el síndrome de la clase turista. Para ello puedes seguir las siguientes recomendaciones:
- intentar escoger asientos próximos a los pasillos, sobre todo si eres un paciente de riesgo, para disponer de más espacio para las piernas
- evita ciertas posturas: cuando estés sentado intenta no cruzar las piernas, tenerlas colgando o doblarlas en exceso
- camina y date un masaje en las piernas durante las escalas del vuelo: aprovecha este tiempo para caminar y mover ampliamente tus extremidades inferiores. Para aliviar la sensación de cansancio y pesadez por sobrecarga, también puedes darte un masaje en las piernas con un gel refrescante
- evita el alcohol e hidrátate bien: para compensar la poca humedad de las cabinas de los aviones, hidrátate regularmente, aunque no tengas sensación de sed y evita bebidas como el alcohol ya que, precisamente, deshidrata
- no lleves prendas ni calzado ajustado y usa medias de compresión terapéutica: es preferible llevar ropa y calzado holgado, ya que favorecen una correcta circulación sanguínea. También es muy importante usar mediaso calcetines de compresión (sobre todo, si eres paciente de riesgo) para reducir el riesgo de trombosis y llegar descansado a tu destino. Estos productos sanitarios contrarrestan el mal funcionamiento de las válvulas de las venas, reducen su dilatación y favorecen el retorno venoso. En caso de que tengas mucho calor mientras los llevas, puedes aplicarte un spray refrescante diseñado específicamente para usarse sobre medias terapéuticas. Pulverizando este spray, apto para todo tipo de pieles, reforzarás la sensación de alivio y descongestión y te aportará frescor inmediato.
Ejercicios para realizar a bordo
Mientras estés sentado es básico que hagas ejercicios con tus piernas; puedes realizar ejercicios de contracción muscular y flexo-extensión de las piernas y pies cada 2 horas durante 5-10 minutos y girar los tobillos en ambas direcciones. También puedes practicar los siguientes ejercicios:
Separa y junta las puntas de los pies
Balancee suavemente los pies, de los dedos a los talones
Eleve los talones apoyándose en la punta de los pies. Repítelo 20 veces, cada dos horas
Y cuando te levantes para dar un pequeño paseo o si tu vuelo hace escalas, puedes poner en práctica estos movimientos:
Ponte de puntillas varias veces
Caminando de puntillas unos minutos
Camina sobre los talones unos minutos
Cuando llegues a tu destino, te aconsejamos que te des una ducha fría para activar el riego sanguíneo, aplicando agua fría a las pantorrillas al finalizar en sentido ascendente para aliviar la sensación de pesadez y cansancio. También te irá bien darte masajes en las piernas con geles fríos, desde el pie a la rodilla, y realizar estos ejercicios tumbado:
Con las piernas levantadas y extendidas, flexione y extienda alternativamente los dedos de los pies 20 veces
Levante alternativamente las piernas flexionadas.
Levanta y extiende las piernas, gíralas en movimiento rotatorio alternativo en ambos sentidos. Repítelo unas 10 veces
Extiende las piernas, sepáralas y júntalas unas 10 veces.
A modo de resumen, en este artículo te hemos contado en qué consiste la clase turista, por qué aparece y qué podemos hacer para prevenirlo, especialmente si este verano haremos viajes largos en que permaneceremos inmóviles durante más de 4 horas. La trombosis del viajero o Trombosis Venosa Profunda (TVP) es una patología vascular caracterizada por la aparición de un coágulo que obstruye el sistema venoso profundo de las piernas. Aunque tiene una incidencia muy baja en la población (menos de un 1%), antes de realizar un viaje largo vale la pena adoptar medidas preventivas, sobre todo si ya tenemos problemas circulatorios como la IVC o tenemos otros factores de riesgo. Por ello, es fundamental realizar ejercicios con las piernas y dar pequeños posibles regularmente mientras viajamos, así como usar medias y calcetines de compresión y seguir recomendaciones generales. Si lo haces, viajarás más tranquilo y llegarás más descansado a tu destino; vale la pena, ¿no crees?
Fuentes:
Información y estudios internos de Farmalastic
Oria Pila, Ana. Sociedad Española de Cardiología. El síndrome de la clase turista. Conócelo y evítalo. Recuperado de http://secardiologia.es/images/stories/file/cys/sindrome-clase-turista.pdf
*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.