De todos los huesos del cuerpo, hay unos grandes desconocidos de los que quizás nunca hayas oído hablar: nos referimos a los huesos sesamoideos.
Localizados en distintas partes del organismo (como en la mano, en el pie, en la rótula, etc.), pueden inflamarse por diversas causas, especialmente los huesos sesamoideos del pie. Aunque no se trata de una patología muy frecuente, lo cierto es que puede llegar a ser bastante limitante, sobre todo en personas que practican deporte a menudo. En este artículo te contaremos en qué consiste la sesamoiditis del pie, qué la provoca y cuál es el tratamiento para esta afección, así que si quieres estar bien informado, te recomendamos que sigas leyendo.
Tabla de contenidos
¿Qué son los huesos sesamoideos y dónde están situados?
Para entender la sesamoiditis debemos entender primero qué son los huesos sesamoideos, dónde se localizan y qué función tienen. Los huesos sesamoideos son pequeños huesos de forma más o menos redondeada que se encuentran en los tendones o junto a algunas articulaciones. Los podemos encontrar en las manos y en los pies, aunque también en otras zonas como la rodilla (de hecho, la rótula es el hueso sesamoideo más grande del cuerpo), en el brazo, en la parte baja y posterior de la pierna o en el glúteo, por citar algunos. Reciben este nombre por su similitud a una semilla de sésamo (del latín, sesamum).
La función de estos huesos es alejar el tendón del centro de la articulación donde se encuentran, hecho que permite aumentar su movimiento, reducir el roce y favorecer que el tendón se deslice cuando aumenta la tensión. Algunas veces también permiten cambiar la dirección en la que un determinado músculo tira.
Los huesos sesamoideos tienen algunas particularidades que vale la pena conocer:
- si bien la mayoría de personas tienen dos huesos sesamoideos en el dedo gordo del pie, algunas solo presentan uno. Otras, también pueden presentar sesamoideos debajo del segundo y quinto metatarsiano (huesos largos del pie que unen el talón con los dedos)
- ciertas personas también pueden tener huesos sesamoideos bipartitos, en los cuales estos huesos están partidos en dos (normalmente suele ser congénito, pero también puede deberse a un traumatismo)
- como el tendón de Aquiles, los huesos sesamoideos reciben muy poco suministro de sangre, hecho que puede conducir a la muerte ósea (llamada osteonecrosis en terminología médica) si no se trata de forma adecuada
- además del ser humano, otros mamíferos como los caballos, los primates o los osos tienen estos huesos en su esqueleto.
Características de los huesos sesamoideos del pie
Los huesos sesamoideos se encuentran en la articulación metatarsofalángica del dedo gordo del pie, es decir, en la articulación que une el metatarso (conjunto de huesos largos del arco plantar) con las falanges (cada uno de los huesos que forman los dedos). Concretamente, los sesamoideos del pie se sitúan en el tendón del flexor corto del dedo gordo, que es el que permite flexionar los cuatro dedos laterales, excepto el dedo gordo, entre otras funciones.
En la siguiente imagen te mostramos dónde se encuentran concretamente los huesos sesamoideos del pie y la zona donde suelen provocar síntomas cuando están lesionados:
¿Qué es la sesamoiditis?
Ahora que ya conocemos un poco la anatomía de los sesamoideos y dónde están ubicados, ya estamos en condiciones de entender qué es la sesamoiditis. Como su sufijo indica (-itis), se trata de una inflamación de los huesos sesamoideos. Habitualmente, la sesamoiditis más frecuente se produce en los huesos de los pies y, en concreto, en el hueso sesamoideo medial (el que está colocado en la parte más interior de esta extremidad).
Síntomas de la sesamoiditis
La sesamoiditis del dedo gordo provoca varios síntomas, tales como:
– dolor debajo del dedo gordo del pie, en especial, en el metatarso, de modo que sesamoiditis y metatarsalgia (es decir, dolor en el antepié) van de la mano. Las molestias, que a menudo provocan la sensación de andar sobre una piedra, aparecen de forma gradual al apoyar peso en esta articulación o al moverla. También pueden aparecer si se usa un calzado inapropiado, con la puntera estrecha o la suela muy fina
– sensibilidad al tacto
– limitación de los movimientos
– rigidez
– crepitación o chasquido vinculada al movimiento
– enrojecimiento, aumento de temperatura en el área e hinchazón
Causas de la sesamoiditis
El origen de esta patología puede ser único o multifactorial (es decir, ser la suma de distintos factores). A continuación, los analizaremos:
– traumatismo directo: es el factor más habitual que causa sesamoiditis. Cuando los huesos sesamoideos del pie reciben un impacto directo, se inflaman; es lo que a menudo ocurre a deportistas como jugadores de fútbol o bailarines, que, al aterrizar mal en sus saltos, lesionan el hueso sesamoideo
– estrés repetido crónico: otra causa muy frecuente por la que se desarrolla la sesamoiditis en el dedo gordo del pie son los microtraumatismos, producidos no a causa de un golpe repentino, sino de un impacto continuado a lo largo del tiempo. El estrés repetido crónico causa una presión y fricción constantes en el hueso que terminan lesionándolo y ocasionando la dolencia. Varias situaciones pueden provocar esta situación: actividad deportiva regular (práctica de deportes como el tenis, el pádel o correr), uso de calzado inadecuado, trabajar muchas horas en superficies duras, o variaciones anatómicas (es decir, tener el pie cavo o con un exceso de arco plantar; el dedo gordo del pie constantemente hacia abajo; el tobillo equino –en el que el pie, el tobillo y la rodilla apuntan hacia abajo y giran hacia el interior–; antepié varo o colocación de los dedos del pie hacia adentro; tamaño del sesamoideo anormal o hueso con una rotación anómala)
– infección
– artropatías (enfermedades de las articulaciones) inflamatorias
– artrosis
Diagnóstico de la sesamoiditis
Para diagnosticar esta patología, el doctor se basará en la historia clínica y en una exploración en profundidad del paciente para examinar el pie y observar si hay variaciones de su anatomía que puedan causar los síntomas. Además del examen físico en la consulta, un estudio biomecánico de la pisada puede resultar muy útil para observar el comportamiento del pie tanto en estático como en dinámico, diagnosticar la dolencia y sus causas y diseñar unas plantillas personalizadas para tratar el problema.
También pueden ser necesarias otras pruebas de imagen (radiografías, resonancias magnéticas, TACs, etc.) para establecer el diagnóstico y no confundirlo con otras patologías podales que provocan síntomas parecidos, como la bursitis plantar, el Síndrome del Túnel del Tarso o la fascitis plantar , entre otras.
Tratamiento de la sesamoiditis
Como siempre, en primer lugar el médico propondrá un tratamiento conservador para abordar la dolencia y aliviar el dolor y, si este no funciona, podrá considerar opciones terapéuticas más invasivas, como la cirugía.
Tratamiento conservador
El tratamiento conservador de esta patología es efectivo, pero un poco lento. Así, el tiempo de recuperación para la sesamoiditis del pie puede llegar a los seis meses, en los que el paciente deberá ser constante con la terapia, tener paciencia y modificar algunos de sus hábitos diarios. El tratamiento no invasivo consta de varias medidas:
– seguir una pauta antiinflamatoria (siempre, bajo prescripción médica) en caso de dolor agudo
– realizar un plan de fisioterapia
– aplicar crioterapia (o terapia a base de frío) mediante packs de frío y calor
– inmovilizar el antepié mediante una órtesis para sesamoiditis: estos dispositivos ortopédicos ayudan a aliviar las molestias que provoca la dolencia y proporcionan descanso durante la fase de reposo inicial
– usar plantillas para permitir descansar el pie, y en especial, la zona del metatarso (la que más sufre con esta dolencia). De este modo, las plantillas para sesamoiditis nos permitirán quitar presión a los huesos sesamoideos y aliviar las molestias
– realizar ejercicios y masaje para la sesamoiditis: en una fase posterior, cuando el dolor no sea tan agudo y así nos lo indique nuestro fisioterapeuta, podremos empezar a hacer algunos ejercicios para tratar la afección y aliviar el dolor de pies. Los masajes también nos ayudarán a descargar la tensión y a relajar la zona
Además de poner en práctica todas estas recomendaciones, también habrá que evitar aquellas actividades repetitivas que hayan podido provocar la patología hasta que no estemos recuperados del todo y utilizar un calzado adecuado. Para saber cómo elegir los zapatos según el pie, habrá que estar atentos a varios factores, como el tipo de pie que tengamos (más o menos ancho), dónde apoyamos más el peso y la longitud de los dedos. En cualquier caso, un buen calzado para la sesamoiditis deberá ser de hormas anchas, tener una buena suela que amortigüe los impactos contra el suelo (recordemos que, cuanto más fina sea, más sufrirá el hueso sesamoideo inflamado) y estar fabricado con materiales de calidad. Huelga decir que se recomienda evitar los zapatos de tacón en la medida de lo posible, ya que la posición que adopta el pie con este tipo de calzado agudiza la dolencia.
Tratamiento quirúrgico
Si el tratamiento conservador no ha funcionado, el médico puede recomendar inyecciones de corticoesteroides para aliviar el dolor y, si estas tampoco mejoran los síntomas, puede ser necesario recurrir a una operación de sesamoiditis.
Para concluir, en este extenso artículo te hemos contado qué son los huesos sesamoideos del cuerpo, dónde se encuentran y qué función tienen. También te hemos explicado qué es la sesamoiditis, por qué se produce y qué podemos hacer para aliviarla. Es cierto que tener la sensación de que andamos sobre una piedra puede llegar a ser muy molesto y limitante, pero si nos ponemos manos a la obra con el tratamiento, somos constantes y tenemos paciencia, venceremos este incómodo guisante y podremos recuperarnos sin pasar por el quirófano.
Imágenes:
Alan Whitney, Kendrick. MSD Manuals. Sesamoiditis. (10.2023) Recuperado de https://www.msdmanuals.com/es-es/professional/trastornos-de-los-tejidos-musculoesquel%C3%A9tico-y-conectivo/enfermedades-del-pie-y-el-tobillo/sesamoiditis
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Fuentes:
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