Dime qué tipo de pie tienes y te diré que calzado usar

¿SABÍAS QUÉ?
Por Equipo Farmalastic

Cuando un niño tiene los pies planos, sabemos que muy probablemente necesitará llevar plantillas personalizadas y zapatos adaptados para corregir la falta de arco plantar. Solemos prestar mucha atención a la morfología del pie y a sus posibles alteraciones en edades tempranas, pero ¿ocurre lo mismo cuando nos hacemos mayores?, ¿nos fijamos en la forma  de nuestro pie antes de escoger el calzado, o nos dejamos guiar más por la estética, las marcas o el precio? Escoger mal los zapatos puede favorecer la aparición de ciertas dolencias podales, agravar las existentes o provocar problemas en la espalda, de modo que es muy importante elegir el calzado correctamente según el pie que tengamos. En este artículo te contaremos qué tipos de pies existen y te daremos consejos para comprar calzado, especialmente si pronto tienes algún acontecimiento social y quieres evitarte el clásico dolor de los zapatos nuevos. ¿Nos acompañas?

Tipologías de pies

Los pies pueden clasificarse en tres tipos según tres criterios: tipo de pisada/apoyo del pie, forma del arco plantar y longitud de los dedos. A continuación los repasaremos y te recomendaremos qué calzado es el más adecuado para cada caso, teniendo en cuenta los posibles problemas podales que pueden comportar cada uno de ellos.

1. Tipo de pisada/apoyo del pie

Al caminar, hay quién apoya más la parte interna del pie, quién lo hace por la parte externa o quién apoya el peso en la parte central del pie; esto responde a tres tipos de pies:

  • pie neutro: apoyo del peso en la zona central del pie
  • pie pronado: apoyo del peso en la zona interna del pie
  • pie supinado: apoyo del peso en la zona externa del pie
pie neutro apoyo centrado    pie pronado apoyo interno  pie supinado apoyo externo

pie neutro  pie pronado  pie supinado
apoyado central apoyo interno    apoyo externo

2. Forma del arco del pie o arco plantar

En base a la curvatura, arco del pie o arco plantar, también podemos clasificar el pie en tres tipos:

  • pie normal: pie en el que el arco plantar es adecuado, ni excesivo ni insuficiente
  • pie plano: pie en el que toda o casi toda la superficie de la planta tiene contacto con el suelo; prácticamente no existe arco plantar; es muy frecuente en niños, aunque también puede desarrollarse en la edad adulta
  • pie cavo: pie con un arco plantar más alto de lo habitual; es el contrario del pie plano
pie arco plantar neutro pie arco plantar plano pie arco plantar cavo
arco plantar neutro    arco plantar plano arco plantar cavo

3. Longitud de los dedos

Este criterio es quizás el que menos familiar nos sea, ya que no solemos fijarnos en la longitud de los dedos para clasificar los pies, pero lo cierto es que pueden establecerse tres tipos de pies en base a la largada de los dedos: pie griego, egipcio, y polinesio o romano. Esta nomenclatura proviene de la morfología podal de las antiguas civilizaciones, ya que teóricamente podía reconocerse a los habitantes de una u otra nación en función del tipo de pie que presentaban. Repasémoslos:

  • pie griego: pie en el cual el segundo dedo es el más largo, después sigue el primer dedo o dedo gordo. El tercero prácticamente mide lo mismo y el cuarto y el quinto dedo son más pequeños. El 20% de la población presenta esta tipología de pie
pie griego
  • tipo de calzado recomendado: como un dedo del pie sobresale, debemos buscar zapatos de hormas anchas y punta redondeada en lugar de estrecha para no comprimir esta zona y evitar las rozaduras y callosidades. Los zapatos planos tipo bailarina o bien de plataforma son una buena opción para las mujeres con esta clase de pie, en lugar de zapatos de tacón, ya que la forma de estos últimos suele apretar la parte delantera, la inclinación del calzado acentúa la presión sobre el segundo dedo y el talón suele quedar inestable. Si, a pesar de ello, se quieren llevar tacones, lo mejor es optar por tacones bajos

En caso de que, debido a la morfología del pie, desarrollemos igualmente callos en la parte central, podemos utilizar protectores tubulares para evitar el roce con el calzado y disminuir la presión

CTA CALLOSIDADES

Para las durezas plantares y dolor en el antepié (metatarsalgia) también podemos disminuir las molestias con una almohadilla plantar 

CTA durezas plantares

Otra patología frecuente asociada a este tipo de pie son los dedos en martillo, ya que el peso del cuerpo recae especialmente sobre el segundo dedo y las cargas no están bien distribuidas. Así, se produce una deformación articular en las falanges del segundo al quinto dedo que pueden causar dolor. Para este tipo de pies, en verano se recomienda utilizar sandalias con los dedos al aire, sin tiras que los compriman ni causen rozaduras, y usar ratoncitos subdigitales para ayudar a aliviar las molestias

  • pie egipcio o romano: pie en el que el primer dedo es el más largo y los otros le siguen por tamaño y orden decreciente. Es el más habitual en la población mundial, ya que el 80% de las personas lo tiene
tipo de pie egipcio
  • tipo de calzado recomendado: de nuevo, deberemos buscar un calzado que se adapte a la forma de nuestro pie, con una parte delantera ancha y una forma redondeada. Sin embargo, que un pie egipcio lleve un buen calzado no significa que no pueda desarrollar alguna afección podal como los juanetes, ya que la mala distribución de las cargas (una gran parte del peso corporal recae sobre el primer dedo del pie) puede favorecer la aparición del hallux valgus; de hecho, el 80% de juanetes   aparecen en pies con esta morfología. Otro problema derivado de la incorrecta distribución de las cargas es la inestabilidad en el tobillo, con el consecuente posible desarrollo de contracturas en el talón de Aquiles

Si tenemos juanetes es muy recomendable utilizar un protector de juanetes para ayudar a reducir la fricción que el calzado ejerce sobre el hallux valgus o bien un corrector si ya tenemos desviación del primer metatarsiano. Otro problema que puede aparecer asociado a los pies egipcios o romanos es la onicocriptosis (uña negra o encarnada), que es una uña de aspecto ennegrecido a causa de un microtraumatismo repetido en esta zona del pie o de un golpe brusco. El microtraumatismo puede deberse a una   compresión del dedo gordo: si el zapato es demasiado estrecho o demasiado pequeño, la uña del dedo del pie choca repetidamente con la punta hasta oscurecerse; por ello, de nuevo es muy importante escoger un calzado con la punta ancha y con la talla adecuada. Si, aun así, desarrollamos onicocriptosis, podemos usar dediles, que ayudan a mitigar los dolores y a evitar la formación de callos en la punta de los dedos.

  • pie polinesio, romano o cuadrado: pie en el que casi todos los dedos son iguales y están a la misma altura. Es el pie menos frecuente, ya que lo presenta solo el 10% de la población mundial

  • tipo de calzado recomendado: en este caso debe buscarse un calzado con la punta cuadrada ya que, de lo contrario, podrían aparecer callosidades fácilmente y desarrollar problemas plantares. Para ayudar a aliviar las molestias de las callosidades   o queratosis es recomendable usar protectores tubulares y almohadillas plantares para las durezas plantares

Otros factores a considerar para escoger bien el calzado

Además de tener en cuenta la morfología del pie, juntamente con el tipo de pisada y el arco plantar, antes de comprar zapatos nuevos es de suma importancia valorar estos otros aspectos:

  • talla: obviamente, es esencial para que los zapatos se ajusten perfectamente a nuestro pie, no nos duelan, ni nos provoquen rozaduras u otros problemas podales. Antes de comprar un zapato nuevo, es muy recomendable hacerlo con los calcetines o medias que vayamos a utilizar y probarlos bien con ambos pies. También hay que prestar atención a la anchura (una zapato demasiado ancho nos dará problemas) y al talón, que debe quedar bien sujeto
  • forma y diseño del zapato: ya hemos hablado anteriormente de la importancia de que el calzado no comprima el pie y podamos caminar cómodamente, permitiendo la movilidad de todos los dedos en el interior. Por norma general, las hormas anchas son las más indicadas para todo tipo de pies. En cuanto al diseño del zapato, debe proporcionar estabilidad y sujeción, de modo que en verano es mejor evitar las sandalias con los tobillos al aire o las zapatillas tipo flip flop; son preferibles los diseños con tiras que sujeten bien el talón
  • suela: otro factor fundamental para elegir un calzado adecuado. Debe ser lo suficientemente gruesa para amortiguar los impactos contra el suelo y que la planta del pie no se resienta. También debe tener un buen dibujo que permita un correcto agarre al pavimento, en lugar de una suela lisa. Además, en caso de lluvia o terrenos resbaladizos, nos proporcionará más estabilidad, evitando resbalones y caídas
  • material: el material de los zapatos ha de ser de óptima calidad, ya que un zapato que no sea transpirable nos hará sudar mucho (especialmente en verano) y provocará mal olor. Igualmente, el calzado deberá ser flexible y permitir un buen confort térmico, manteniendo el pie caliente en invierno y fresco en verano
  • plantillas: este elemento es importante para garantizar un buen confort, puesto que distribuye las diferentes presiones del pie y permite que la planta no sude. En caso de exposiciones prolongadas de pie (por ejemplo, en trabajos en los que tenemos que estar en esta posición varias horas seguidas), podemos usar plantillas que reducen las molestias plantares
  • buenos acabados: un interior del zapato bien acabado y sin costuras nos ahorrará rozaduras y ampollas, especialmente si tenemos que andar mucho

A modo de conclusión, en este artículo hemos visto la importancia de analizar el tipo de pie que tenemos antes de comprar calzado, ya que no a todos los pies les van bien los mismos zapatos. Deberemos analizar qué tipo de pie tenemos, examinando nuestra pisada, el arco plantar y la longitud de los dedos para escoger el calzado que mejor se adapte a él. Si pensamos que los zapatos que llevamos pueden recorrer cientos de quilómetros a lo largo de varios años y que los pies son los cimientos del cuerpo, vale la pena rascarnos el bolsillo cuando los renovemos. Debemos tener claro que comprar un buen calzado es invertir en salud, ya que no solo puede evitarnos problemas en los pies, sino también en las rodillas y en la espalda.

Imágenes:

Coyner, Katherine. Finding the right shoe. (12.08.2017) Recuperado de https://health.uconn.edu/orthopedics-sports-medicine/2017/08/12/finding-the-right-running-shoe/

El blog de Esther Tê. (28.06.2012) ¿Cómo llamar a tu pie? Recuperado de https://estherte.wordpress.com/2012/06/28/como-llamar-a-tu-pie/

*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.


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