Sin embargo, la hiperhidrosis, es decir, la sudoración excesiva sin estar expuestos a altas temperaturas ni haber realizado un esfuerzo físico puede ser un problema y generar ansiedad, vergüenza y baja autoestima. En este artículo analizaremos en detalle en qué consiste este trastorno, por qué se produce y qué relación tiene con la bromhidrosis (mal olor corporal). También sugeriremos acciones para mitigar la incomodidad que genera y consejos para minimizar el impacto que tiene en la vida diaria, social y laboral de las personas que lo sufren.
Tabla de contenidos
¿Qué es la hiperhidrosis?
Se calcula que el 3 % de la población general sufre hiperhidrosis, es decir, un trastorno de la sudoración por el cual las glándulas sudoríparas producen un exceso de sudor a pesar de no estar expuestas a un ambiente caluroso, a situaciones de estrés o haber realizado una actividad física intensa. En consecuencia, las personas que padecen hiperhidrosis sudan abundantemente incluso cuando están en reposo o la temperatura ambiental es fresca.
Como se trata de un trastorno impredecible, la hiperhidrosis provoca incomodidad (especialmente en situaciones laborales o acontecimientos sociales), ansiedad, vergüenza y falta de autoestima a las personas que la sufren, hecho que a menudo afecta su calidad de vida y conduce a un retraimiento social. En los casos más severos, también puede ser motivo de discapacidad laboral.
A veces la hiperhidrosis se confunde con la bromhidrosis, ya que ambas pueden provocar sudoración excesiva, pero se trata de conceptos distintos: mientras que el primero es un trastorno de la sudoración, la segunda produce mal olor corporal y puede ir acompañada (aunque no siempre) de un exceso de sudor.
Funcionamiento de los órganos que regulan la sudoración
Antes de seguir adelante y analizar conceptos más complejos, vale la pena detenerse un momento para conocer el funcionamiento de los órganos que regulan la sudoración. En nuestra piel tenemos dos tipos de glándulas sudoríparas: las apocrinas y las ecrinas. Como vemos en la imagen situada debajo del texto, las glándulas ecrinas están presentes en todo el cuerpo (con mayor densidad en zonas como la frente, la cara, las axilas, las palmas de las manos y las plantas de los pies), mientras que las glándulas apocrinas se localizan en las axilas, los pezones y los genitales.
- glándulas apocrinas: se abren en los folículos pilosos (hueco o abertura en la superficie de la piel a través de la que crece el pelo) y se dirigen a la superficie de la piel. Sus secreciones son viscosas y oleosas
- glándulas ecrinas: presentes en todo el cuerpo, ayudan a disipar el calor. Sus secreciones son acuosas, menos densas que las de las glándulas apocrinas.
Tipos y síntomas de hiperhidrosis
Ahora que ya sabemos cómo funcionan las glándulas sudoríparas y los distintos tipos que existen ya estamos en condiciones de examinar los síntomas y las clases de hiperhidrosis.
Como hemos comentado anteriormente, el principal síntoma de este trastorno es el exceso de sudoración. El sudor puede aparecer en distintas partes del cuerpo, si bien frecuentemente se manifiesta en las manos (hiperhidrosis palmar), en la cara (hiperhidrosis facial), en las axilas (hiperhidrosis axilar) y en las plantas de los pies (hiperhidrosis plantar). También puede aparecer en el pecho, en la espalda o en la parte posterior de las rodillas o bien manifestarse en varias zonas a la vez.
Las personas con hiperhidrosis transpiran de manera excesiva y en situaciones en las que el resto de población no lo hace. Por ello, el sudor en seguida puede empapar la ropa e incluso gotear. Ciertos desencadenantes, como el estrés, el dolor, la angustia o el nerviosismo suelen empeorar los síntomas y causan un círculo vicioso, ya que, a mayor sudoración, mayor estrés, hecho que genera aún más sudor.
Además de estas molestias, la hiperhidrosis puede provocar otras complicaciones, como maceración de la piel, mal olor o bromhidrosis y sobreinfección cutánea por bacterias si el exceso de sudor se localiza en las plantas de los pies. La hiperhidrosis palmar también puede causar dishidrosis (afección de la piel que provoca la formación de pequeñas ampollas llenas de líquido en las palmas de las manos y en el lateral de los dedos) y dermatitis de contacto, además de manos frías y coloración azulada debido a la falta de oxígeno en la sangre.
Desde el punto de vista médico, la hiperhidrosis se clasifica en dos tipos: la hiperhidrosis primaria y la secundaria. Veamos en qué consiste cada una de ellas:
Hiperhidrosis primaria, idiopática, esencial o focal
Este primer tipo de hiperhidrosis es el más común (afecta al 0,6-1 % de la población) y comienza en la infancia o en la adolescencia, persiste durante algunos años y, en ocasiones, hay una mejoría espontánea alrededor de los 25 años. La hiperhidrosis primaria no está relacionada con ninguna causa (otra patología, la temperatura externa, la realización de una actividad física intensa, etc.), aunque el componente genético puede ser un factor predisponente en ciertas personas. La hiperhidrosis idiopática habitualmente afecta a algunas partes del cuerpo, sobre todo, a las axilas, los pies, las manos y la cara y suele desaparecer durante el sueño.
Pero, ¿por qué se produce esta sudoración excesiva? El motivo hay que buscarlo en los nervios responsables de enviar señales a las glándulas sudoríparas, que se vuelven hiperactivos y provocan que las glándulas funcionen también de manera anómala. En consecuencia, estas producen y secretan un exceso de sudor, que sale al exterior a través de los poros de la piel.
Hiperhidrosis secundaria
Como su nombre indica, este segundo tipo de hiperhidrosis es consecuencia de otra patología de base (por ejemplo, diabetes, obesidad, hipertiroidismo, etc.) o bien de la ingesta de ciertos fármacos o suplementos dietéticos. Suele ser menos frecuente que la hiperhidrosis primaria y, a diferencia de esta, no es localizada (el sudor no se manifiesta en ciertas áreas en concreto, sino que suele afectar a todo el cuerpo) y también puede presentarse durante el sueño.
Diagnóstico de la hiperhidrosis
Para diagnosticar hiperhidrosis, el dermatólogo analizará la historia clínica del paciente para conocer sus antecedentes médicos y posibles factores genéticos, observará su piel (poniendo especial atención a las áreas donde suele aparecer el sudor) y probablemente le pedirá hacer el test de Minor para observar el foco de la sudoración y cuantificarlo. También llamado test yodo-almidón, se trata de una sencilla prueba en la que se aplica solución de yodo a la zona de la piel que se quiere estudiar y se deja secar en una habitación que esté a 25 grados de temperatura. Posteriormente, se espolvorea esta área con almidón de maíz y se espera que la zona empiece a reaccionar y aparezca el sudor. Cuando esto ocurre, el almidón se humedece y, al entrar en contacto con el yodo, adquiere un color azul oscuro que permite evaluar la reacción y delimitar con facilidad las áreas donde el paciente suda más.
Además de utilizarse como método diagnóstico, esta práctica también puede aplicarse para observar el grado de efectividad de un tratamiento y observar la evolución del trastorno.
Tratamientos para la hiperhidrosis
Para tratar la hiperhidrosis existen varias opciones, según si la hiperhidrosis es primaria o secundaria, su localización (cara, manos, axilas, plantas de los pies, etc.), la frecuencia de los episodios y el grado de afectación de la vida del paciente, pero en todos los casos el tratamiento intentará controlar la sudoración excesiva y mejorar su calidad de vida.
En caso de hiperhidrosis primaria (es decir, sin causa definida) se pueden administrar tratamientos farmacológicos para cerrar las glándulas sudoríparas y evitar que transpiren en exceso, aplicar terapias con microondas o tratamientos con toxina botulínica para disminuir la producción de sudor; en los casos más severos que no responden a las medidas anteriores y que el trastorno tiene un grave impacto en la vida del paciente, puede ser necesario recurrir a una intervención quirúrgica. En casos de hiperhidrosis secundaria, habrá que tratar primero la patología de base.
Para concluir, en este artículo te hemos contado qué es la hiperhidrosis, qué tipos hay, qué causas la provocan y qué podemos hacer para tratar este trastorno y evitar que afecte nuestro día a día y nuestra autoestima. Ciertamente se trata de un problema que, en muchas ocasiones, genera incomodidad, angustia y vergüenza, pero si consultamos a un médico en seguida y nos ponemos manos a la obra, podremos aliviar las molestias que causa y evitar que la hiperhidrosis tome el control de nuestra vida.
Fuentes:
Clínica Universidad de Navarra. Hiperhidrosis. Recuperado de https://www.cun.es/enfermedades-tratamientos/enfermedades/hiperhidrosis
Ruber Internacional. Hiperhidrosis. Recuperado de https://www.ruberinternacional.es/es/paciente/patologias/hiperhidrosis-que-es-como-se-diagnostica-y-cual-es-su-trata
Imágenes:
Ruber Internacional. Hiperhidrosis. Recuperado de https://www.ruberinternacional.es/es/paciente/patologias/hiperhidrosis-que-es-como-se-diagnostica-y-cual-es-su-trata
*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.
© 2022 Laboratorios Cinfa