Durante muchos años, patologías circulatorias como la Insuficiencia Venosa Crónica (IVC), −cuyo signo más visible son las varices− se han asociado casi de manera exclusiva a las mujeres, en especial, a las mujeres de edad avanzada. Sin embargo, esta creencia popular no es cierta porque los hombres también sufren varices: concretamente, el 35% de los hombres españoles sufre este trastorno vascular. ¿Pero de dónde viene esta creencia? En este artículo analizaremos por qué los hombres suelen dar menos importancia que las mujeres a este problema y las repercusiones de salud que esto comporta, así como los perfiles masculinos que tienen más riesgo de desarrollar venas varicosas y las soluciones existentes para evitar que la patología se agudice.
Tabla de contenidos
IVC: radiografía actual
La Insuficiencia Venosa Crónica es una enfermedad vascular que afecta a un 30% de la población adulta española, llegando al 50% de la ciudadanía a partir de los 50 años. Si bien es cierto que tiene mayor incidencia en las mujeres (se calcula que afecta entre 3 y 5 veces más) debido al componente hormonal, también afecta a los hombres, así que es del todo falso que sea una enfermedad únicamente femenina. Los varones también desarrollan varices aunque, generalmente, no del mismo tipo ni gravedad que las mujeres. En el sexo femenino predominan las telangiectasias (dilataciones permanentes de los capilares con aspecto de telaraña de color rojizo o violeta) y las varices reticulares (dilataciones de venas de color azulado-verdoso un poco más profundas que las anteriores), mientras que en el sexo masculino prevalecen las varices tronculares (venas varicosas más gruesas y abultadas) y estadios avanzados de la enfermedad.
Menos consultas al especialista = varices más graves
Pero, ¿a qué se debe esta diferencia? ¿Por qué las varices de los hombres suelen ser distintas de las que padecen las mujeres y suelen ser más graves? No existe un único motivo sino que múltiples factores explican esta situación:
- Los hombres suelen prestar menos atención que las mujeres a este problema, que consideran puramente estético.
- A menudo sufren varices asintomáticas que no les afectan en su día a día.
- Muchos hombres están desinformados respecto esta patología o la desconocen por completo.
En consecuencia, al minimizar el problema la mayoría de hombres tienden a posponer la visita con un especialista y sólo recurren al profesional sanitario cuando las varices son de gran tamaño y presentan sintomatología (pesadez, piernas cansadas, picazón e hinchazón, calambres, etc). En los casos más avanzados, también pueden experimentar dolor, un oscurecimiento en la parte inferior de las piernas y úlceras.
Consecuencias de una consulta médica tardía
Este retraso en consultar con un especialista tiene importantes repercusiones a la hora de abordar el problema ya que, en primer lugar, dificulta la detección precoz (algo básico en la IVC) y, con ella, la adopción de medidas preventivas para frenar el avance de esta patología. En segundo lugar, en los casos más complicados de varices tronculares de grandes dimensiones la consulta tardía puede conducir al tratamiento quirúrgico como única opción. Y es que las varices en las piernas no son un mero problema estético, sino un síntoma de que el sistema circulatorio no funciona correctamente. Por ello, debemos prestarles la atención que se merecen y actuar antes de que sea demasiado tarde.
Perfiles masculinos con mayor riesgo de padecer IVC
Los factores de riesgo más prevalentes en los hombres suelen ser los siguientes:
- Edad: es el principal factor de riesgo. En edades avanzadas pueden aparecer enfermedades vasculares como la IVC. Con los años, el revestimiento elástico de las venas empieza a debilitarse, incrementando así la posibilidad de que las venas se dilaten. Sin embargo, en los últimos años esta patología está afectando cada vez más a pacientes más jóvenes a causa de la relación directa que la IVC tiene con el estilo de vida.
- Antecedentes familiares: la carga genética influye en la aparición de la IVC de forma determinante y esta afección es una de las que más se hereda.
- Ocupación laboral: tanto la bipedestación (estar de pie) prolongada en nuestro puesto de trabajo como permanecer sentados mucho tiempo son factores que pueden propiciar el desarrollo de la IVC. Igualmente, la carga, movimiento y levantamiento de objetos pesados de manera continuada durante la jornada laboral son factores de riesgo para sufrirla.
- Sedentarismo (muy ligado al estilo de vida): permanecer mucho tiempo sentados e inactivos no favorece el riego sanguíneo.
- Sobrepeso: el exceso de peso causa más presión en las venas de las piernas.
- Hábitos intestinales: el estreñimiento propicia la aparición de varices por un aumento de la presión intraabdominal.
- Exposición al calor: las fuentes de calor favorecen la vasodilatación, de modo que hay que evitar exponer las piernas al calor.
- Compresiones: las prendas de ropa ajustadas dificultan la correcta circulación sanguínea.
Soluciones para combatir la IVC
Ya sabemos qué factores de riesgo pueden predisponernos a desarrollar esta patología. Pero, ¿qué soluciones tenemos? Podemos llevar a cabo varias acciones para que no se produzca esta dolencia como:
- Llevar una vida activa, practicando ejercicio físico de forma regular y caminando diariamente.
- Evitar posturas ortostáticas (estar de pie mucho tiempo seguido) y el senderismo.
- Cuidar la piel, hidratándola correctamente y estando atento a si aparecen zonas oscurecidas en la parte inferior de las piernas.
- Realizar masajes con geles fríos en las piernas de forma ascendente al final del día.
- Evitar fuentes de calor de las piernas.
- Usar calcetines y medas de compresión: como hemos comentado anteriormente, la IVC y las varices no entienden de géneros, así que, además de usar calcetines compresivos, las medias de compresión y los pantys son también una excelente herramienta para prevenir y tratar esta enfermedad vascular en los hombres. Las soluciones de terapia compresiva fomentan el buen funcionamiento de las venas reduciendo la presión venosa, disminuyendo la sensación de dolor y aliviando las molestias causadas por la hinchazón y la pesadez de piernas. Tanto los calcetines como las medias de compresión permiten un tratamiento, eficaz, cómodo y discreto y pueden usarse a diario, especialmente si la actividad profesional causa o agrava las alteraciones varicosas.
- Seguir consejos generales y aplicarlos diariamente: colocar las piernas en alto para estimular el riego sanguíneo, realizar duchas de agua fría y ejercicios para estimular el retorno venoso, hidratarte correctamente y seguir una dieta equilibrada y que favorezca la circulación sanguínea.
En resumen, en este artículo hemos visto que las varices en los hombres son un problema mucho más común de lo que se cree (un 35% de los hombres españoles las sufren) y que la creencia popular de que se trata de una dolencia exclusivamente femenina es falsa, como ha sucedido durante muchos años. Sin embargo, sí que es cierto que los hombres suelen tardar más que las mujeres en acudir al especialista para consultar este problema, hecho que se traduce en varices más graves y estadios de la enfermedad más avanzados. La detección precoz en la IVC es esencial para poder adoptar medidas preventivas antes de que el problema sea irreversible, así que hay que estar muy atentos si observamos cualquier síntoma de esta patología y poner remedio cuanto antes consultando con nuestro médico o farmacéutico de confianza. También es muy importante conocer cuáles son los factores de riesgo que pueden predisponernos a desarrollar esta dolencia o agravarla y actuar para mitigarlos, usando terapia de compresión a diario y llevando un estilo de vida adecuado mediante una dieta, ejercicio y unas rutinas saludables. Y es que ya lo dice el refrán: «Más vale prevenir que curar».
Fuentes:
Asociación Cuida Tus Venas. Varices en los hombres: un problema ‘invisible’. Recuperado de https://www.cuidatusvenas.org/varices-en-los-hombres-un-problema-invisible/
*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.