Algunas personas utilizan una faja lumbar tras lesionarse o para aliviar los dolores musculares en esta parte del cuerpo; otras, como método preventivo para que la parte baja del dorso no se resienta al levantar peso y realizar malas posiciones durante la jornada laboral.
Sin embargo, existe la creencia de que usar faja es perjudicial para la salud y puede provocar atrofia muscular. ¿Qué hay de mito y realidad en esta afirmación? En este artículo te explicaremos cómo funcionan las fajas lumbares y abdominales, cuándo está indicado usarlas y cuándo no, y cómo podemos saber cuál es la que más nos conviene dentro del amplio abanico de productos que existen actualmente en el mercado.
Tabla de contenidos
¿Qué son y cómo funcionan las fajas?
Las fajas son productos que actúan sobre la musculatura abdominal y/o lumbar sujetándola y estabilizándola en menor o mayor nivel, según la necesidad, y favoreciendo una postura corporal correcta . Es importante remarcar que las fajas son productos usados para tratar patologías de espalda o problemas abdominales, además de usarse en la prevención de lesiones y en postoperatorios.
Tienen tres efectos importantes sobre el paciente, ya que provocan un efecto analgésico (ayudan a aliviar el dolor), propioceptivo (aportan seguridad y previenen caídas) y psicológico (quitan el miedo al dolor y promueven llevar una vida normal).
Es muy importante escoger la talla adecuada y saber colocárnosla bien, ya que, si la faja es demasiado grande o nos oprime demasiado, no actuará correctamente y lo mismo sucederá si nos la colocamos mal.
¿Cuando es recomendable usar faja?
Las fajas deben utilizarse bajo prescripción médica en caso de haber sufrido lesiones en esta área del cuerpo (lumbalgias, hernias o protrusiones discales, etc.), tener factores de riesgo para desarrollar dolencias en la espalda o estar expuestos a actividades que fuercen esta parte del cuerpo y exijan adoptar malas posturas, ya sean actividades cotidianas, laborales o deportivas. Las fajas deben usarse durante el día, ya que nos ayudan a realizar diferentes tareas protegiendo la zona abdominal y las lumbares.
Objeciones habituales al uso de fajas
A pesar de que el uso de estos productos es muy beneficioso en las situaciones descritas con anterioridad, algunas personas dudan de su eficaciaMITO | REALIDAD |
Tipo de enfermedad | las fajas no inmovilizan, sino que la musculatura se mantiene en constante movimiento |
son solo para patologías muy graves y para gente mayor |
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son incómodas, no dejan llevar una vida normal | en los últimos años, las fajas han evolucionado mucho, tanto a nivel de diseño como de materiales. Así, actualmente estos productos tienen diseños ergonómicos que se adaptan a la anatomía del paciente y están elaborados con tejidos de alta calidad, transpirables y con costuras imperceptibles que no rozan, resultando muy cómodos |
si se siguen otros tratamientos, su uso no es necesario | el uso de las fajas no es incompatible con otros tratamientos. Sin embargo, a diferencia de las pautas farmacológicas a base de antiinflamatorios o analgésicos, estos productos no producen efectos secundarios en el organismo ni tienen interacciones en caso de que los usen pacientes polimedicados |
son anticuadas y tienen diseños muy poco atractivos | tal como hemos comentado en puntos anteriores, en la actualidad existe una gran diversidad de modelos adaptados a distintos perfiles, con diseños discretos y modernos |
en caso de estar embarazada, pueden dañar al bebé | aunque no son propiamente fajas, los cinturones pélvicos lumboabdominales son seguros para las mujeres gestantes, ya que no presionan el abdomen, sino que se colocan por debajo de este para elevarlo sin oprimirlo. De este modo, refuerzan la zona lumbar durante el embarazo, que a menudo sufre mucho por el desplazamiento del centro de gravedad hacia adelante y hacia abajo y por la mayor presión de la cintura pélvica a causa de la acción de ciertas hormonas |
son caras | con un coste muy asequible, las fajas tienen una vida útil muy larga y, si se hace un buen mantenimiento de ellas, pueden reutilizarse |
¿Cómo saber que faja usar?
Actualmente existen tres grandes tipos de fajas para tratar distintas patologías y necesidades de los pacientes: las fajas lumboabdominales, las fajas abdominales y las fajas lumbosacras. A continuación, las repasaremos:
- fajas lumboabdominales: principalmente se distinguen por aportar calor local y sujeción lumbar y abdominal. Están indicadas para aliviar el dolor causado tanto por molestias lumbares como abdominales en personas con artrosis y molestias inespecíficas. Dentro de las fajas lumboabdominales existe una variante, los cinturones pélvicos abdominales, recomendados para ayudar a aliviar las frecuentes molestias lumbares y abdominales de las mujeres gestantes
- fajas abdominales: se caracterizan por ofrecer sujeción abdominal, de modo que están indicadas para tratar pequeñas y medianas eventraciones postquirúrgicas como hernias abdominales, así como en la rehabilitación postural y el postparto
- fajas lumbosacras: como su nombre indica, ofrecen sujeción lumbar (concretamente, en la zona lumbar y el sacro, que es el hueso situado en la base de las vértebras lumbares y que está conectado a la pelvis). Este tipo de fajas se usan para aliviar el dolor de las lumbalgias, para prevenir lesiones lumbosacras en actividades exigentes y en caso de molestias inespecíficas en esta zona de la espalda.
A modo de resumen, en este artículo hemos analizado en qué consisten las fajas, cómo actúan, qué tipos hay actualmente en el mercado (lumboabdominales, abdominales y lumbosacras) y los falsos mitos que existen sobre su uso. También hemos repasado los efectos que tienen en el paciente y las situaciones en que está indicado usarlas (practicar actividades que fuercen esta parte del cuerpo y exijan adoptar malas posturas –ya sea en contextos cotidianos, laborales o deportivos–, tener factores de riesgo para desarrollar dolencias en la espalda, o en caso de embarazo o postoperatorio). Ciertamente, los dolores de espalda pueden ser muy molestos e incluso invalidantes, pero si actuamos de forma preventiva usando fajas lumbares, adoptamos buenos hábitos posturales y practicamos ejercicio con regularidad, podremos hacer cualquier actividad sin resentirnos ni sufrir las temidas lumbalgias.
Fuentes:
Guía Activa salud articular
*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.
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