La lumbalgia o dolor lumbar es una de las dolencias más antiguas y comunes de la humanidad (la Organización Mundial de la Salud estima que el 80% de la población mundial padece dolor de espalda en algún momento de la vida), muy posiblemente a causa de nuestra bipedestación (es decir, de estar erguidos y caminar sobre dos pies). El dolor de espalda, que puede localizarse en varias zonas, como las cervicales, las dorsales, o las lumbares y la región sacra, afecta principalmente a población adulta y tiene más prevalencia en mujeres que en hombres. Puede provocar desde una leve molestia hasta un dolor severo que nos impida levantarnos de la cama o limitarnos totalmente el movimiento, de forma que vale la pena conocer qué soluciones tenemos a nuestro alcance para mitigar estos dolores y no dejar que esta patología condicione nuestro día a día.
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¿A qué se debe el dolor de espalda?
El dolor de espalda no se debe a un único factor, sino que hay múltiples causas que pueden provocarlo, como examinaremos a continuación:
- Distintas patologías: lesiones como cervicalgias, dorsalgias o lumbalgias (dolor en las cervicales, las dorsales o las lumbares, respectivamente), ciática (compresión del nervio ciático), hernias discales, artrosis lumbar y procesos degenerativos, entre otros problemas de espalda, pueden ocasionar dolor de distinta intensidad.
- Embarazo: las mujeres embarazadas a menudo sufren lumbalgia y dolores de ciática debido a los cambios mecánicos y hormonales que sufre el cuerpo durante esta etapa. Por un lado, el aumento del volumen abdominal provoca que el centro de gravedad se desplace hacia adelante y los músculos de la parte inferior del dorso deban trabajar con más intensidad para sostener la columna. Para compensar este desplazamiento del centro de gravedad, las mujeres gestantes acentúan la lordosis lumbar (curvatura fisiológica de la parte baja de la espalda) colocándose en hiperlordosis (exceso de curvatura), y esta posición causa dolor lumbar. Por otro lado, la acción de ciertas hormonas durante el embarazo como la relaxina, la progesterona y los estrógenos causa el reblandecimiento de cartílagos y ligamentos, especialmente de la cintura pélvica, cosa que provoca mayor presión en la zona lumbar.
- Realización de posturas y movimientos repetitivos, y carga de peso: repetir una misma postura muchas veces acaba forzando la musculatura y las vértebras de la columna, hecho que a menudo provoca molestias o dolor. Si, además, cargamos peso continuamente, el problema puede agravarse aún más y agudizar los síntomas.
- Sedentarismo: mantenernos inactivos a la larga acaba provocando atrofia muscular (es decir, pérdida de fuerza de los músculos), de forma que estos sufren más ante cualquier esfuerzo y tienen tendencia a contracturarse y provocar dolor. Por ejemplo, si pasamos muchas horas sentados delante del ordenador sin movernos, podemos acabar sintiendo dolor cervical y/o lumbar, además de molestias articulares.
- Sobrepeso: el sobrepeso y la obesidad dificultan mantener una postura estable, ya que los kilos de más provocan que la columna vertebral tienda a compensarlos inclinándose (ya sea hacia adelante o hacia atrás) y adopte una curvatura de la espalda antinatural. En consecuencia, las estructuras musculoesqueléticas deben hacer un esfuerzo suplementario para mantener esta postura, generando tensión y dolor. Además, el sobrepeso también daña la espina dorsal y provoca más riesgo de recaída si hemos tenido que someternos a una cirugía por una hernia discal. Si al sobrepeso le añadimos una vida sedentaria, el problema empeora aún más.
- «Frío en la espalda»: el frío contrae los músculos como mecanismo de defensa para mantener la temperatura corporal, favoreciendo la aparición de dolores musculares y articulares.
¿Qué podemos hacer para combatirlo?
Para aliviar y prevenir el dolor de espalda, tenemos varias opciones a nuestro alcance: usar fajas, aplicar terapia térmica, mantener una postura corporal correcta y hacer ejercicios para estirar, relajar y fortalecer la musculatura de la espalda.
Podemos encontrar dos grandes tipos de fajas: las abdominales, que generalmente son de algodón, y las lumbares, que son las que permiten mantener la verticalidad de la columna, además de sujetar y reforzar la zona lumbar y sacra de la espalda.
Así, existen varios tipos de fajas en el mercado, como veremos a continuación:
- Las fajas de algodón: aportan principalmente calor en la zona y contención y sujeción de la zona abdominal. Están recomendadas en caso de dolor lumbar leve y afecciones que necesitan calor, y también como soporte en postoperatorios y postpartos. Estas soluciones se adaptan a la anatomía del paciente, y la disposición del algodón en el exterior del tejido mejora la tolerancia de la prenda
- Las fajas lumbares reforzadas: sujetan y contienen la zona lumbar y la región sacra, además de ayudar a mejorar la funcionalidad y reducir el dolor de la espalda. Están recomendadas para dolor lumbar moderado o severo, postoperatorios y ciática. También están indicadas como soporte en determinadas actividades laborales que fuercen la zona lumbar (por ejemplo, si debemos realizar posturas repetitivas, carga y movimiento de pesos) ya que, al inmovilizar ligeramente un segmento de la columna, aportan sujeción lumbosacra en el momento del esfuerzo.
- Los cinturones pélvicos con refuerzo lumbar: como hemos comentado anteriormente, a veces durante el embarazo (especialmente, en el último trimestre) y/o justo después del parto, aparecen dolores lumbares y de ciática que pueden prolongarse hacia las extremidades inferiores. Estas soluciones están diseñadas para elevar y mantener el abdomen sin oprimirlo, protegiendo el suelo pélvico (conjunto de músculos, ligamentos, tejido conjuntivo y nervioso situados en la parte baja del abdomen) de un exceso de presiones. Además, estabilizan la región lumbopélvica limitando la hiperlordosis (el exceso de curvatura en la parte baja de la espalda), disminuyendo la tensión de la musculatura lumbar y, por lo tanto, aliviando el dolor.
- Las fajas lumbosacras modulares: además de las fajas anteriormente descritas, actualmente existen soluciones innovadoras con tejidos de reducido volumen y diseños modernos, sin costuras y de alta transpirabilidad. Estas fajas aportan la máxima eficacia sin reducir la funcionalidad de la espalda y permiten mantener la actividad. Están indicadas en casos de lumbalgia, postoperatorios, prevención y recuperación funcional de lesiones deportivas, prevención de lesiones lumbosacras a causa de esfuerzos repetidos o actividades sedentarias, así como para mejorar la postura de la espalda.
- Las fajas sacrolumbares clásicas: contienen la zona lumbar de la espalda y el sacro, y limitan sustancialmente la movilidad de la columna vertebral, evitando movimientos bruscos o inesperados. Están indicadas en caso de dolor severo de espalda (lumbalgia aguda con irradiación a les extremidades), postoperatorio de hernia discal, ciática u otras afecciones de espalda como la espondilólisis −fractura vertebral− o la espondilolistesis −desplazamiento de una vértebra sobre otra−).
Las fajas para la espalda están especialmente indicadas para los dolores lumbares, mientras que para los dolores cervicales lo más recomendable es usar un cuello térmico. Al estar compuestas de bolsas de gel, estas soluciones se adaptan perfectamente a la anatomía de cuello, hombros y parte superior de la espalda y ayudan a disminuir el dolor causado por las contracturas en esta zona al ofrecer una perfecta distribución del calor.
Además de utilizar fajas y cuellos térmicos para aliviar el dolor, es esencial mantener una correcta postura corporal, con la columna vertebral bien colocada; para ello, la cabeza debe mantenerse erguida sobre los hombros, y éstos deben estar alineados con las caderas. Los ejercicios de relajación muscular y estiramientos son también muy importantes para aliviar las molestias, así como los ejercicios enfocados al fortalecimiento de la musculatura de espalda, ya que de esta forma evitaremos que ésta sufra menos ante tensiones, malas posturas y carga de pesos.
Concluyendo, el dolor de espalda es una dolencia muy extendida (la Organización Mundial de la Salud estima que el 80% de la población mundial lo padece en algún momento de la vida), muy posiblemente debida a causa de nuestra bipedestación. Afecta principalmente a adultos y más a mujeres que a hombres. El dolor de espalda, que puede manifestarse como cervicalgia, dorsalgia o lumbalgia en función de la zona afectada, no se debe a una única causa sino que varios factores pueden provocarlo: el sedentarismo, el embarazo, el sobrepeso, la realización de posturas y movimientos repetitivos, la carga de peso y las patologías que podamos sufrir en esta parte del cuerpo. Para tratarlo, tenemos varias posibilidades a nuestro alcance, como usar fajas lumbares que sujeten la parte baja del dorso y alivien el dolor, mantener una correcta postura corporal y realizar ejercicios de relajación muscular y estiramientos periódicamente. Como ves, soluciones para aliviar este problema tan molesto y, a veces, incapacitante, hay muchas; es cuestión de trabajar, ser constantes y no dejarse vencer por el dolor de espalda.
Fuentes:
A.Humbría Mendiola, AM. Ortiz, José L. Peña Sagredo, L. Carmona. Impacto poblacional del dolor lumbar en España: resultados del estudio EPISER (vol. 29. núm. 10) Artículo recuperado de El Sevier https://www.elsevier.es/es-revista-revista-espanola-reumatologia-29-articulo-impacto-poblacional-del-dolor-lumbar-13041268
*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.