Vuelta al calzado cerrado: protege tu pie para evitar dolores

¿SABÍAS QUÉ?
Por Equipo Farmalastic

Cuando llega el otoño y cambiamos las sandalias por el calzado cerrado, a menudo nuestros pies sufren y vuelve el dolor provocado por el roce con el zapato. Para evitarlo, tenemos muchas soluciones a nuestro alcance que harán que el paso de un zapato abierto a uno cerrado no sea un viacrucis. ¿Quieres saber cuáles son? Pues sigue leyendo.

Principales problemas y soluciones podales por el uso de calzado cerrado

El calzado cerrado, combinado con la morfología de nuestro pie y el tipo de pisada, pueden provocarnos algunos problemas en los pies; veamos cuáles son y qué podemos hacer para remediarlos:

Problema:

  • Durezas plantares (metatarsalgia): dolor causado por el desgaste de la almohadilla natural del pie (que es el tejido protector del antepié situado debajo de los huesos metatarsos, en la zona delantera). Sin esta almohadilla natural que los protege, cuando caminamos estos huesos sufren la presión y el impacto contra el suelo, hecho que a menudo se traduce en dolor. Para aliviar las molestias y proteger la almohadilla natural desgastada, podemos utilizar una almohadilla plantar en los zapatos, que nos ayudará a distribuir las presiones y a descargar esta zona.
  • Solución: si el dolor causado en esta parte del pie es debido al uso de zapatos de tacón alto (debemos pensar que la posición que adopta el pie con este calzado aumenta la presión en la zona metatarsiana) podemos usar almohadillas plantares específicas para tacones.

 

Problema:

  • Juanetes (hallux valgus): dolor en la curvatura natural del primer dedo del pie y el primer metatarsiano a causa de la deformación de estas estructuras; el roce con el zapato, especialmente si es estrecho, comprime los dedos y no es de piel blanda, puede agravar las molestias de esta patología.
  • Solución: podemos aliviar el dolor que causa el calzado cerrado y reducir la fricción que ejerce sobre el hallux valgus usando un protector de juanetes. Si ya hay desviación del primer metatarsiano y mantenemos su movilidad, deberemos optar por un corrector de juanetes, que nos ayudará a aliviar el dolor tanto articular como por roce con el calzado.

Problema:

  • Callosidades (queratosis): la fricción repetida del zapato sobre un mismo punto en ocasiones provoca rozaduras, ampollas y callos. Un callo no es más que un mecanismo de defensa del cuerpo. Para defenderse de la presión y roce continuos, el organismo reacciona acumulando un importante número de células en la superficie, engrosando la piel de ciertas partes del pie.

En función de la zona que más roce con el zapato y cómo sea la anatomía de nuestro pie, los callos pueden producirse en distintas partes, como veremos a continuación:

Problema:

  • Callos interdigitales: callosidad en el nacimiento de los dedos. 
  • Solución: para evitar y aliviar el dolor que produce, lo mejor será optar por los protectores separadores.

Problema:

  • Callos pulpares: callosidad en la punta de los dedos.
  • Solución: la solución idónea será utilizar un dedil, si la queratosis está localizada en la parte superior del dedo, deberemos optar por un protector tubular.

Problema:

  • Callos dorsales o interdigitales: callosidad en la parte superior de los dedos o entre los dedos (aunque no necesariamente donde nacen, sino en cualquier parte).
  • Solución: para mitigar las molestias es conveniente usar protectores tubulares.
Además de estos problemas podales, el calzado cerrado a menudo también causa rozaduras y ampollas. Para prevenir las rozaduras y reducir la fricción del calzado en la piel, podemos aplicarnos un stick antifricción o, si ya nos ha aparecido una ampolla, usar apósitos (ya sean en el talón o en los dedos del pie, en función de su localización) para aliviar el dolor y proteger de la presión y fricción. Es muy importante mantener siempre bien hidratada la piel del pie para evitar y mejorar las callosidades.

Problema:

  • Uñas encarnadas o negra (onicocriptosis): el choque repetido de los dedos (especialmente del primer y segundo dedo del pie) contra la parte delantera del calzado pueden terminar causando un microtraumatismo en esta zona que se traduzca en un hematoma subungueal, que es lo que causa el aspecto ennegrecido de la uña.
  • Solución: si somos deportistas y nos gustan los deportes de impacto como el running o el trekking en los que esta parte del pie puede sufrir, es muy recomendable que usemos protectores de uñas para evitar este problema. Para aliviar las molestias de las uñas moradas o encarnadas a nivel cotidiano podemos usar dediles, que también evitan la formación de callos en la punta de los dedos y mitigan los dolores cuando ya han aparecido.

Problema:

  • Dedos en garra o martillo: callosidad que aparece en la parte superior de los dedos, que adoptan la forma de una garra. Suele estar ocasionada por cambios en la superficie articular, a menudo debido a un calzado inadecuado.
  • Solución: podemos intentar disminuir el dolor que provoca con el uso de ratoncitos subdigitales.

 

Para finalizar, en este post hemos visto la importancia de usar un calzado apropiado, con una buena suela que amortigüe los impactos contra el suelo, de hormas anchas y piel blanda, y adecuado a nuestro número, ya que uno demasiado pequeño o que nos apriete en exceso puede causarnos problemas podales como durezas plantares, juanetes o callosidades de varios tipos. Un calzado inadecuado, combinado con unos calcetines de baja calidad y determinadas actividades deportivas, también puede provocarnos la aparición de una uña negra ya que el pie se desplazará excesivamente dentro del calzado y chocará contra la punta, provocando microtraumatismos en el primer dedo y la uña. Para aliviar las molestias causadas por las rozaduras de los zapatos existen varias soluciones podales, pero sin duda, lo mejor es adoptar medidas preventivas para que no aparezcan. Vale la pena comenzar el otoño con buen pie, ¿no crees?

 

Fuentes:

Guía Activa de Podología

Información y estudios internos de Farmalastic


*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.