¿Te has preguntado alguna vez cuál es la diferencia entre un ojo de gallo y un callo? Es algo sutil, pero a la vista está en la desigualdad de sus nombres que no son lo mismo.
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¿Cómo se produce un callo y qué tipos de callos hay?
Los callos o queratosis, en su denominación más científica, se producen cuando nuestra piel necesita defenderse, por eso reacciona volviéndose más gruesa gracias a la migración de un importante número de células en su superficie. Esto se traduce en la formación de una zona hiperqueratósica; dicho de otro modo, se acumulan capas de piel muerta.
La queratosis está causada por una presión o una fricción que se repite en el punto en el que aparece. Los principales tipos de callos o queratosis son los siguientes:
- Hiperqueratosis: aparece principalmente en las cabezas metatarsales (es decir, en la parte superior de los huesos metatarsianos, los que están a continuación de los dedos de los pies).
- Heloma: callo con núcleo sobre un punto óseo.
- Tiloma: se da en el dorso de los dedos de las zonas articulares y carece de núcleo.
La verdad es que los callos son muy habituales: el 58,1% de la población a partir de 65 años sufre por este tipo de dolencia.
¿Y entonces, qué es un ojo de gallo?
El ojo de gallo es en realidad un tipo de callo o queratosis que puede aparecer entre los dedos de nuestros pies; si es así, se llama heloma y suele ser pequeño y doloroso. Habitualmente aparece entre el cuarto y el quinto dedo.
La gran mayoría de las veces el ojo de gallo en los pies se debe a que nuestros zapatos no ajustan bien o nos aprietan demasiado (especialmente, si son de puntera estrecha) y nuestra piel se protege con el callo de la formación de ampollas. También puede deberse a que pasamos mucho tiempo de pie o a la prominencia que a veces presentan los huesos del pie.
¿Cómo se trata el ojo de gallo?
Sufrir un callo en el dedo del pie (o más de uno) suele ser bastante molesto. Por ello, es muy importante prevenir el roce para aliviar el dolor y evitar su evolución. De esta forma, puedes utilizar los protectores para callos que encontrarás en farmacias y que absorben la presión y los roces del calzado y protegen la piel. Dependiendo del lugar en el que se forme este tipo de queratosis, podrás usar uno u otro protector. Por ejemplo, para los callos situados en la parte superior del dedo o en los espacios interdigitales, dispones de los protectores tubulares; mientras que, para proteger y aliviar la punta del dedo, cuentas con el dedil. Si en tu caso, sufres a causa de un ojo de gallo, puedes consultar con tu farmacéutico acerca de estos productos.
De todos modos, puede resultarte beneficioso seguir estas recomendaciones:
- Cambia zapatos estrechos por zapatos de hormas más anchas, que te sujeten bien el pie y permitan que transpire, con una suela que absorba bien los impactos. Es importante contar con un calzado cómodo y evitar las costuras de los calcetines que puedan irritar la zona.
- A la hora de caminar, correr o realizar esfuerzos, evita forzar la presión sobre el antepié. Como su nombre indica, es la parte anterior del pie.
- Mantén un peso saludable, de esta manera evitarás que el incremento del peso corporal altere la distribución de la carga sobre las distintas zonas del pie.
- No olvides mantener tus pies sanos, con higiene e hidratación diaria. El uso de cremas exfoliantes o de una piedra pómez también pueden ayudarte a prevenir el ojo de gallo.
- Lo más recomendable es que acudas a tu podólogo cada cierto tiempo para revisar posibles alteraciones en tus pies.
- En los casos más extremos, la causa del ojo de gallo es la prominencia del hueso, que deberá ser eliminada con cirugía que no requiere hospitalización. La recuperación total suele ser de tres semanas y no precisa de rehabilitación.
Si el dolor es muy intenso, te impide calzarte o caminar y/o existen deformidades graves en tus pies, lo más aconsejable es acudir a un podólogo o un profesional sanitario para que pueda tratarte apropiadamente.
En resumen, el ojo de gallo es un tipo de callo pequeño pero doloroso que se forma entre los dedos del pie. Suele deberse al uso de zapatos de puntera estrecha o a una prominencia en los huesos de los dedos del pie; en este caso, es preciso someterse a cirugía para solucionar el problema. Así que mejor ser precavido, cuidar tus pies y no dejar que los ojos de gallo o callos te detengan.
Fuentes:
- Cinfasalud.com
- Información y estudios internos de Farmalastic
*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.