¿Has observado que a menudo te duele el antepié o el talón y se te forman callosidades en estas zonas? ¿Tienes los dedos en garra y te molestan al andar? Si estos síntomas te son familiares, puede que tengas el pie cavo o, lo que es lo mismo, con un arco plantar más alto de lo habitual. En este artículo te explicaremos por qué aparece esta patología podal, qué factores pueden agravarla y las soluciones existentes para mitigar las molestias que provoca.
Tabla de contenidos
Tipos de pies
Según la curvatura, bóveda o arco plantar (el conocido «puente»), el pie puede clasificarse en tres tipos: el pie normal, aquél que tiene una curvatura dentro de los parámetros considerados normales, el pie plano, que es el pie en el que toda o casi toda la superficie de la planta tiene contacto con el suelo y prácticamente no existe arco plantar, y el pie cavo, que es aquél que presenta un arco plantar más alto de lo habitual.
Como resultado de este exceso de curvatura, la superficie de apoyo disminuye y al caminar el pie no entra en contacto con el suelo por la parte media y lateral externa, como sí debería hacer. En consecuencia, el pie cavo se apoya únicamente en dos únicos puntos y el peso corporal se carga en las zonas anterior (antepié) y posterior (talón), en lugar de hacerlo también en la zona media y lateral del pie.
Síntomas
El exceso del arco plantar del pie cavo comporta una serie de síntomas que repasaremos a continuación:
- dolor en el antepié (metatarsalgia) y durezas plantares: el arqueamiento excesivo del arco plantar genera tensión en el antepié y, especialmente, en los huesos metatarsianos. También es muy frecuente que se produzcan durezas plantares e inflamación debajo de estos huesos, en la almohadilla plantar, por el exceso de presión que soporta esta zona
- dolor en el talón (talalgia) y enfermedad de Haglund: como consecuencia del pie arqueado, el hueso calcáneo del talón adquiere una mala posición, hecho que en ocasiones conduce a un aumento de tensión en esta zona e irrita la bolsa que rodea el talón de Aquiles
- dolor en la planta, el dorso y los dedos del pie: un pie cavo suele generar mucha tensión sobre la región o fascia plantar, que se sobrecarga y puede producir dolor. También puede causar molestias en el dorso del pie y los dedos debido a su excesiva prominencia y al roce con los zapatos
- helomas (callos) en la parte superior de dos huesos metatarsianos (el que está situado debajo del primer dedo del pie y del quinto dedo o dedo pequeño) o tilomas (callosidades) en el dorso de los dedos
- dedos en garra (flexionados hacia dentro): a causa de la retracción muscular generada por el excesivo arco plantar, las falanges de los dedos pueden deformarse, provocando los llamados dedos en garra. Además, muchas personas con los pies cavos acostumbran a colocar los dedos en esta posición para compensar la sensación de inestabilidad producida por la altura de la bóveda plantar
- dolor generalizado, sensibilidad o calambres en los pies
- dolor en la musculatura plantar: en este tipo de pies se produce una retracción de la musculatura por el exceso de bóveda plantar, pudiéndose generar microrroturas de las estructuras músculo-ligamentosas
- inestabilidad en pies y tobillos con el consiguiente riesgo de lesión: la falta de apoyo en la zona media y lateral del pie puede causar sensación de inestabilidad y provocar esguinces de tobillo o que vuelvan a producirse, si ya hemos sufrido alguno anteriormente
- dolor en las piernas, rodillas, caderas y/o espalda: al sobrecargar la parte delantera y trasera del pie en lugar de repartir el peso corporal entre todas las zonas, pueden producirse múltiples patologías musculares, tendinosas y articulares en las piernas e incluso en la espalda
- mayor probabilidad de desarrollar algún problema relacionado con la movilidad del pie: esta deformidad en el arco plantar puede alterar la función articular del pie a nivel del tarso (huesos centrales del pie), causar artrosis de tobillo a la larga o tendinitis en los tendones peroneos, los tendones externos del tobillo que controlan la posición del pie al caminar
Causas del pie cavo
Habitualmente las causas de esta patología podal suelen ser congénitas, de tipo neurológico y muscular, ya que se asocian a problemas en el desarrollo del sistema neuro-musculo-esquelético; estos problemas pueden presentarse de forma aislada o juntamente con otras enfermedades sistémicas (es decir, que afectan a todo el organismo).
El pie cavo también puede aparecer a lo largo del tiempo (causa adquirida) o, en ocasiones, puede desconocerse el origen (es decir, tener una causa idiopática, cuando no se logra definir el origen de la deformación).
Tratamiento
Para tratar los pies cavos, existen varias soluciones en función de la sintomatología que presentemos:
- callosidades: podemos usar un protector tubular si están en la parte superior del dedo o entre los dedos, o bien ratoncitos subdigitales si las tenemos en la parte superior de los dedos en garra o martillo
- metatarsalgia: lo más recomendable para aliviar el dolor será usar una almohadilla plantar en los zapatos, que nos ayudará a distribuir las presiones y a descargar la zona
- talalgia y fascitis plantar: si usamos taloneras disminuiremos la tensión que causa la fascitis plantar y aliviaremos las molestias en el talón
- realización de ejercicios y estiramientos de la musculatura del pie y de la pierna para aliviar las problemas que provoca la retracción muscular en el pie y en las extremidades inferiores
También es muy importante llevar un calzado cómodo que permita la movilidad de los dedos en su interior y evitar el calzado que pronuncie aún más el arco plantar, como los zapatos de tacón en el caso de las mujeres.
En los casos más severos en los que el paciente no obtiene mejoría aplicando las medidas anteriores, puede ser necesario recurrir a la cirugía.
Prevención
En aquellos casos en que el pie cavo no se presente de forma congénita, podemos adoptar medidas preventivas para minimizar la aparición de esta deformidad con el uso de plantillas personalizadas. Estas soluciones reparten de forma homogénea la carga que recibe el pie y destensan la fascia plantar. Si se usan desde la infancia, pueden corregir que el exceso de arco plantar de un niño se agudice y la patología empeore.
Concluyendo, en este artículo hemos analizado en qué consiste el pie cavo, las causas por las qué se produce y las soluciones existentes para mitigar las molestias. El pie cavo es aquél con un exceso de curvatura plantar, hecho que genera una disminución del apoyo de la planta y el lateral del pie y sobrecarga la parte delantera (antepié) y trasera (talón), causando metatarsalgia y talalgia, además de otras patologías podales como fascitis plantar, callosidades en varias partes de los dedos del pie y dedos en garra. Además de patologías podales, el pie cavo también puede causar problemas en las piernas y la espalda, de forma que es esencial adoptar medidas preventivas para intentar evitar que aparezca o tratarlo si ya lo tenemos.
Fuentes:
Ergodinámica. Pie plano y pie cavo: qué son, cuáles son sus síntomas y cómo podemos tratarlo. Recuperado de https://www.ergodinamica.com/blog/pie-plano-pie-cavo-que-son-sus-sintomas-y-tratamiento/
FisioOnline. Pie cavo. Recuperado de https://www.fisioterapia-online.com/pie-cavo-que-es-causas-sintomas-diagnostico-tratamiento
Gómez Bernal, Antonio. (06.11.2018) Podoactiva. Pies cavos. 7 claves para entender qué significa esta patología. Recuperado de https://www.podoactiva.com/es/blog/pies-cavos-7-claves-para-entender-que-significa-esta-patologia
Guía Activa de Podología
*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.