No hay nada más molesto que el dolor de pies debido a la fricción con el calzado, especialmente si la rozadura ha llegado a causarnos ampollas en los pies. Es un clásico de bodas, bautizos y comuniones, del cambio de calzado con los cambios de estación y de las largas caminatas con zapatos nuevos cuando hacemos turismo en nuestras vacaciones. Sin embargo, prevenir las rozaduras y ampollas es más fácil de lo que parece y te permitirá ahorrarte ese lacerante dolor de pies que seguro que has experimentado en alguna ocasión. En este artículo te contaremos cómo hacerlo con unos simples consejos y con las soluciones disponibles actualmente en el mercado para evitar que aparezcan.
Tabla de contenidos
Diferencia entre rozaduras y ampollas
El rozamiento continuado debido al uso de calzado o calcetines inadecuados produce la separación de la dermis y la epidermis generando rozaduras y ampollas. Veamos las características de ambas:
- rozadura: herida superficial de la piel, en la que hay desprendimiento de la epidermis (capa superficial) y de alguna porción de la dermis (capa de piel situada debajo de la epidermis)
- ampolla: protuberancia que contiene fluido (generalmente trasparente) que se forma entre la dermis y la epidermis. Suelen tener forma circular. A veces pueden producirse complicaciones como infección, enrojecimiento alrededor de la ampolla, inflamación grave, secreción de pus, fiebre o dolor intenso; en estos casos, se recomienda acudir al podólogo urgentemente para que las trate.
Causas principales de las ampollas en los pies
Entre los motivos por los cuales se producen las ampollas en los pies cabe mencionar:
- uso de calzado inadecuado (estrecho o muy ancho)
- fricción por el uso de calcetines que no permiten la transpiración o con costuras internas (especialmente en deportistas y personas que trabajan de pie)
- envejecimiento
- dilatación de los pies en verano.
Cómo tratar las ampollas en los pies
Para evitar que se produzcan las molestas y dolorosas ampollas en los pies y rozaduras, podemos adoptar algunas medidas preventivas bien sencillas como:
- usar un calzado que se ajuste adecuadamente, ni demasiado ancho ni demasiado estrecho (especialmente importante con los zapatos de tacón de las mujeres, con tendencia a tener la punta estrecha)
- utilizar siempre calcetines con zapatos y preferiblemente sin costuras
- usar productos que reducen la fricción en la piel, ayudando a prevenir la formación de rozaduras y/o cremas hidratantes para que la piel esté bien hidratada y, por tanto, más flexible
- realizar baños o duchas frías para reducir la hinchazón de pies, sobre todo, en verano.
Tratamiento conservador
Si, a pesar de haber adoptado estas medidas, no has podido evitar que aparezcan rozaduras y ampollas en distintas partes del pie, es importante que sepas qué hacer para tratarlas:
- alivia el dolor causado por la ampolla con apósitos: estas soluciones crean las condiciones ideales para curar la ampolla rápidamente. Gracias a la tecnología hidrocoloide, el apósito absorbe el líquido que exuda la ampolla y regula el grado de humedad, generando las condiciones óptimas para curar la ampolla con rapidez, además de protegerla de la presión y fricción
- no revientes ni rasgues la ampolla: abrir la ampolla aumenta la probabilidad de infección y retrasa la curación
- en caso de que la ampolla esté cerrada: lava el área con agua y jabón y cúbrela para protegerla
- si la ampolla está abierta: lava el área, aplica una pomada con antibiótico (previa prescripción médica) y después cúbrela con un apósito estéril.
Resumiendo, en este artículo hemos analizado por qué se forman las molestas ampollas en los pies y rozaduras, la importancia de escoger bien unos calcetines y calzado de calidad, y cómo tratar las ampollas, usar productos que reduzcan la fricción de la piel y cremas hidratantes que combatan la pérdida de elasticidad de la epidermis, entre otras medidas.
También hemos repasado las opciones que tenemos a nuestro alcance si, a pesar de seguir estas recomendaciones, se nos ha formado una ampolla o rozadura, como usar apósitos para aliviar el dolor y saber qué hacer ante posibles complicaciones de la herida (infección, enrojecimiento, inflamación grave, secreción de pus, fiebre o dolor intenso). Así que vale la pena poner un poco de atención a tus pies si esto te evita después el lacerante dolor de rozaduras y ampollas que todos conocemos, ¿no crees?
Fuentes:
Guía Activa de Podología
*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.