¿Son lo mismo las medias de compresión terapéutica que las medias de descanso? ¿Y las medias normales? Hay un poco de confusión en torno a estos términos, de modo que en este artículo vamos a intentar aclarar algunos conceptos sobre los distintos tipos de medias existentes para que sepamos cuáles necesitamos en base a nuestro caso y dónde podemos comprarlas.
Tabla de contenidos
Productos diferenciados
En primer lugar, aclaremos conceptos: las medias de compresión terapéutica no son lo mismo que las medias de descanso. Las primeras son un producto sanitario con evidencia científica demostrada para tratar los problemas circulatorios en las piernas, mientras que las llamadas medias de descanso (o también medias que aprietan, medias relajantes, etc.; el abanico de nombres para llamar a este producto es bastante amplio) realizan una suave presión en las piernas, pero no son un producto sanitario ni ejercen ningún efecto terapéutico. Se trata de dos productos diferenciados, aunque mucha gente los confunde y los usa indistintamente.
A parte de estos dos tipos de medias, también debemos añadir las medias normales, es decir, las archiconocidas medias de toda la vida usadas debajo de faldas y vestidos que no ejercen ninguna función terapéutica sobre las piernas sino que son solo una prenda más de vestir.
- Medias de compresión
Las medias de compresión ejercen una función terapéutica en las piernas y se utilizan para tratar la Insuficiencia Venosa Crónica (IVC) y aliviar sus síntomas.
La terapia compresiva gradual ejerce una presión decreciente en la pierna, de forma que en el tobillo la compresión es mayor (100%) y decrece a medida que nos acercamos a la zona inguinal. Esta diferencia de compresión es la que facilita que la sangre ascienda de nuevo hasta el corazón, favoreciendo así el retorno venoso.
Las medias de compresión terapéutica son el tratamiento no quirúrgico más eficaz para tratar la IVC. Estas prendas actúan como una ayuda a la bomba muscular de la pantorrilla y sustituyen a las válvulas deterioradas de las venas, consiguiendo corregir los problemas que originan una mala circulación. Están diseñadas para ejercer una presión confortable y pueden usarse a diario, estando especialmente indicadas en aquellas personas que cuentan con una mala circulación venosa y con factores de riesgo para desarrollar IVC.
Para que una media ejerza su efecto terapéutico no basta con que efectúe una determinada presión en el tobillo, sino que es necesario que ésta disminuya a lo largo de la pierna para favorecer el retorno de la circulación venosa, además de ejercer un nivel o grado de compresión determinado.
En función del grado o nivel de compresión de la media −medido en milímetros de mercurio (mmHg)−, contamos con cuatro tipos de compresión: ligera, que cuenta con una compresión de entre 18-21 mmHg; normal, con una compresión entre 22-29 mmHg; fuerte, con una horquilla que va entre 30-40 mmHg y muy fuerte, con más de 40 mmHg.
Las medias de compresión son productos sanitarios, fabricados de acuerdo con unas normas sanitarias muy específicas y comunes en toda la Unión Europea.
Las medias que en su etiquetado señalan que son medias para el descanso y el masaje son productos que no tienen la clasificación de producto sanitario y no están indicados para tratar, prevenir, ni aliviar los síntomas de la Insuficiencia Venosa Crónica (IVC).
Clasificación CEAP, síntomas y niveles de compresión
La clasificación CEAP recoge los diferentes grados de Insuficiencia Venosa Crónica. El acrónimo CEAP se deriva de “Clínica”, “Etiología”, “Anatomía” y “Fisiopatología”.
Según las manifestaciones o síntomas que tengamos, elegiremos un tipo de compresión u otro. Vemos en esta tabla el nivel de compresión adecuado según los síntomas:
En la columna de la izquierda se observan los síntomas, ordenados de menor a mayor gravedad en seis clases según la clasificación CEAP (la clasificación clínica más completa y utilizada en la actualidad), mientras que en la columna de la derecha se indica qué compresión es la adecuada para cada fase de la enfermedad.
A continuación describiremos brevemente cada estadio de la patología:
CLASE 0: no signos visibles
En esta primera fase no hay ninguna manifestación visible de la enfermedad, pero podemos sentir pesadez, dolor, picor u hormigueo, hinchazón en la zona del tobillo, piernas cansadas o inquietas y calambres musculares.
CLASE 1: telangiectasias y varices reticulares
Las telangiectasias y varices reticulares son los primeros signos visibles de la IVC, que se manifiestan en forma de pequeñas líneas rojizas o violetas con aspecto de telaraña (telangiectasias o arañitas vasculares) o en forma de venas dilatadas de color azulado-verdoso situadas a un nivel un poco más profundo que las anteriores (varices reticulares). Ambas son antiestéticas, pero indoloras e inofensivas.
CLASE 2: venas varicosas (varices)
Las venas varicosas o varices son venas dilatadas que se inflaman y aparecen en la superficie de la piel. Suelen ser de color morado o azul oscuro y parecen estar abultadas o torcidas. A diferencia de las anteriores, sin el tratamiento adecuado este tipo de varices puede tener graves consecuencias.
CLASE 3: edema
Más conocido comúnmente como hinchazón, el edema es la acumulación de líquido entre la piel y los vasos sanguíneos. Suele manifestarse sobre todo en los pies, tobillos y piernas.
CLASE 4: signos dérmicos
Se trata de todas aquellas manifestaciones cutáneas causadas por la mala circulación, como dermatitis, eccemas, hiperpigmentaciones, etc. Todas ellas pueden complicarse y convertirse en úlceras.
CLASE 5: úlcera cicatrizada
Las úlceras consisten en la pérdida localizada o irregular de dermis o epidermis (distintas capas de la piel) de las piernas. Son redondas u ovales, de tamaño variable y tienden a aumentar. Una vez tratadas, habitualmente cicatrizan.
CLASE 6: úlcera activa
Es el estadio más grave de la IVC. Son úlceras que no han cicatrizado y causan un importante daño en la piel de las piernas.
Factores de riesgo
Existen algunos factores de riesgo que pueden causar o agravar la IVC, de modo que es importante revisar nuestra situación personal para valorar la propensión que tenemos a desarrollar esta enfermedad. Así, tendremos un riesgo leve si seguimos tratamientos hormonales, llevamos una vida sedentaria, sufrimos sobrepeso o realizamos viajes largos en los que vamos a estar varias horas sin andar; un riesgo moderado en caso de embarazo o de haber sido sometidos recientemente a una cirugía venosa, y un riesgo alto si tenemos antecedentes familiares de mala circulación y trabajamos de pie o sentados muchas horas.
En consecuencia, si empezamos a tener algún síntoma de esta patología −por leve que sea (primeras fases de la clasificación CEAP)−, sin duda es esencial empezar con la terapia de compresión, ya que la detección precoz y el tratamiento son fundamentales para frenar el avance de la IVC y aliviar las molestias que causa. También es muy recomendable darse masajes diarios en las piernas con geles refrescantes para aliviar la sensación de congestión y cansancio y cremas especialmente indicadas para mejorar la apariencia de las telangiectasis o arañitas vasculares.
Para determinar el nivel de compresión que necesitamos deberemos fijarnos tanto en los síntomas como en nuestra situación personal, tal como resume la siguiente tabla:
Dónde comprar cada media
En función de para qué necesitemos las medias, deberemos escoger unas u otras y comprarlas en sitios distintos. Si tenemos problemas de IVC y queremos tratar, aliviar las molestias de esta patología o evitar que empeore, sin duda deberemos optar por las medias de compresión terapéutica ya que son el tratamiento no quirúrgico más eficaz.
Podemos comprarlas en la farmacia, parafarmacia u ortopedia ya que se trata de un producto sanitario y, si tenemos dudas sobre qué prenda es la más adecuada para nuestro caso (calcetín, media corta, larga o panty) así como el tipo de compresión que necesitamos, lo mejor será consultar con un profesional sanitario para que nos asesore.
Si, en cambio, simplemente necesitamos una media para llevar debajo de faldas y vestidos y no tenemos problemas vasculares, podemos comprar una media normal en cualquier mercería, tienda especializada en estos productos o establecimientos de gran consumo, ya que no necesitaremos que la prenda haga ningún efecto terapéutico.
En conclusión, en este artículo hemos analizado los requisitos para que una media sea terapéutica: ésta debe ejercer una compresión decreciente gradual y causar un grado o nivel de compresión −medido en milímetros de mercurio (mmHg)−, para asegurar el retorno venoso. También hemos visto cómo en función de la sintomatología de cada persona y de sus factores de riesgo, se recomendará un nivel u otro de compresión. Las medias de compresión terapéutica son productos sanitarios (y, por tanto, nada tienen que ver con una media de vestir o una media de descanso), y son las medias indicadas para tratar la IVC, aliviar sus síntomas y frenar el desarrollo de los mismos. En caso de duda sobre cuál es la media más adecuada para tu caso, no dudes en consultar a tu farmacéutico de confianza y te aconsejará sobre la solución más indicada para ti. ¿Listo para combatir la IVC?
Fuentes:
Información y estudios internos de Farmalastic
Imágenes:
Información y estudios internos de Farmalastic
*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o Farmacéutico