Me duele el tobillo. ¿Es esguince o torcedura?

¿SABÍAS QUÉ?
Por Equipo Farmalastic

Los esguinces y torceduras de tobillo son una de las lesiones más habituales de esta articulación, especialmente entre deportistas y gente joven. Son bastante dolorosos y pueden llegar a limitar mucho la movilidad, llegando a requerir a veces inmovilizar el tobillo y hacer reposo durante un tiempo. ¿Pero son lo mismo esguince y torcedura? ¿Sabes en qué se diferencian?

 

Anatomía del tobillo: conceptos básicos y tipos de lesiones

Para entender las lesiones y patologías que puede sufrir el tobillo, echemos antes un breve vistazo a cómo se compone esta articulación: el tobillo es una estructura compleja formada por 26 huesos, 33 articulaciones, más de 100 músculos, ligamentos, tendones, nervios y vasos sanguíneos.


Esguince tobillo

Las patologías que más afectan esta articulación son las traumáticas (es decir, las producidas por un golpe o un mal movimiento), frente a las crónicas, debidas a gestos repetitivos o al desgaste por la edad. Dentro de las patologías traumáticas, tal como hemos dicho anteriormente, las lesiones más comunes son los esguinces (85%), mientras que las fracturas, luxaciones y roturas se dan en menor medida (15%).

Repasemos brevemente en qué consiste cada lesión:

  • Esguince: lesión de los ligamentos del tobillo que unen dos o más huesos.

  • Fractura: lesión que implica la fragmentación del hueso o huesos.

  • (Sub)luxación: lesión en la cual el hueso se desplaza totalmente respecto a su posición anatómica correcta (es decir, a cómo debería estar colocado si no hubiera daño); sucede por la pérdida de contacto de las superficies de la articulación, que puede ser parcial (subluxación) o total (luxación).

  • Rotura: lesión que afecta a las partes blandas (es decir, las que rodean las partes duras de la articulación -el hueso-) como los músculos, los ligamentos o los tendones.

¿Torcedura y esguince: ambos implican una lesión?

No, aunque comúnmente usamos los dos términos para referirnos al dolor de tobillo, a nivel médico no son lo mismo. Las torceduras de tobillo pueden llegar a ser muy dolorosas y provocarnos sensación de laxitud y fuerte dolor en la zona, pero no implican una lesión de los ligamentos. Suelen estar causadas por un mal gesto del pie, pero tras unos minutos de descanso, habitualmente el dolor desaparece y podemos caminar con normalidad. Los esguinces de tobillo, en cambio, siempre implican una lesión de los ligamentos y, además de provocar dolor y laxitud en la articulación, a menudo van acompañados de inestabilidad articular, hematoma e inflamación.

 

Grados de esguinces y tipologías

Los esguinces de tobillo pueden ser de tres grados:    

Grado I: estiramiento o distensión sin rotura de fibras o con rotura de menos del 5% de la fibras. Causa dolor, pero permite caminar.

Grado II: desgarro o rotura parcial de fibras. Además de dolor, también causa hinchazón e inestabilidad articular leve pudiendo caminar de puntillas. 

Grado III: desgarro o rotura total que puede afectar también a las zonas de inserción óseas. Provoca un dolor fuerte, inflamación y laxitud de la articulación (sensación de que el pie está «suelto»). A veces puede no existir dolor por rotura de terminaciones nerviosas y no permite apoyar el pie.


Grado de esguince


Existen varios tipos de esguince de tobillo
, pero el más habitual suele ser el esguince de ligamento lateral externo (85% de los casos), especialmente del haz (es decir, el conjunto de fibras musculares) peroneo astragalino anterior, que es el ligamento que une el hueso peroné de la pierna con el hueso del pie astrágalo por su cara anterior, como se observa en la siguiente ilustración:


Esquema lesión de ligamentos


¿Por qué se produce y a quién suele afectar?

Anteriormente hemos comentado que los esguinces suelen producirse por un trauma, es decir, un golpe o mal movimiento que afecta al pie y lesiona el ligamento. De esta forma, podemos sufrir un esguince de tobillo simplemente resbalando, subiendo escaleras, caminando o corriendo por superficies irregulares, realizando nuestra actividad laboral o practicando deportes que requieran correr, saltar o cambiar de dirección.

 


Esquema torcedura de tobilla

En cuanto a los perfiles a quien más suele afectar, habitualmente son jóvenes de entre entre 21 y 30 años, deportistas jóvenes y adultos, y personas que ya han sufrido esguinces previamente (la posibilidad de volver a sufrir un esguince es del 75% de los casos).

Tratamiento: ¿qué podemos hacer?

Si hemos sufrido una torcedura, basta hacer reposo y no forzar la articulación tras el mal gesto y el dolor pronto desaparecerá, no necesitamos utilizar ninguna férula ni tomar medicación.

 En cambio, los esguinces de tobillo sí que requieren tratamiento, especialmente, los de grado II y III. La terapia varía en función del grado del esguince aunque, como pauta general, debemos seguir siempre las siguientes recomendaciones:

Reposo: hay que descansar e intentar no caminar y, en la medida de lo posible, no apoyar el peso en el tobillo lesionado.

AINES: el tratamiento farmacológico (concretamente, los antiinflamatorios no esteroideos -AINES-) aplicados en la piel o bien inyectados ayudarán a disminuir la inflamación y el dolor.

Técnica RICE: esta técnica es la suma de Reposo+Hielo+Compresión+Elevación

  • Hielo: el hielo debe aplicarse varias veces al día durante sesiones cortas de unos 20 minutos, pero nunca directamente sobre la piel. Puede aplicarse con bolsas de frío, reutilizables y más adaptables al tobillo.

  • Compresión: dependiendo del grado de la lesión, la inmovilización del tobillo se realizará con un vendaje, tobillera, férula inflable, rígida o escayola.

  • Elevación: cuando estemos sentados o tumbados debemos intentar mantener la pierna en alto.

 

Tobilleras: la mejor opción para inmovilizar la articulación

Aparte del reposo que nos haya indicado el traumatólogo y de la medicación prescrita para el dolor y/o la inflamación, el uso de tobilleras nos ayudará a inmovilizar, estabilizar, sujetar y proteger esta articulación, ayudando a aliviar el dolor y recuperarnos de la lesión.

En el mercado existen tobilleras para cada grado de esguince, así como para prevenir lesiones, en caso de que seamos deportistas habituales o ya hayamos sufrido esguinces anteriores y queramos proteger la articulación.

Las tobilleras aportan sujeción a la zona (recordemos que los esguinces suelen causar laxitud de los ligamentos o inestabilidad del hueso y de la articulación), dando seguridad para pisar y caminar. Como no son rígidas, sino que su diseño envolvente se adapta a la anatomía de la articulación y deja el talón libre, no inmovilizan el tobillo y permiten realizar los movimientos habituales. Están elaboradas con un tejido transpirable (especialmente importante con las altas temperaturas) y las costuras y los acabados son casi imperceptibles, de modo que son muy cómodas porque no rozan ni irritan. Pueden llevarse prácticamente con cualquier tipo de calzado ya que son muy finas y aportan confort incluso en jornadas largas.

Si hacemos actividad física habitualmente (sobre todo, si es de impacto repetitivo, salto y/o movimientos laterales, como fútbol, tenis o baloncesto), lo más recomendable será usar tobilleras específicas para hacer deporte o una vez volvamos a la actividad deportiva tras una lesión. Estas tobilleras estabilizan y sujetan la articulación gracias a sus refuerzos laterales, que se pueden termoconformar (es decir, amoldar a la anatomía del tobillo a través de un sencillo proceso de adaptación térmica), y permiten obtener una tobillera a medida. Son soluciones muy ligeras que no limitan el movimiento y que sujetan muy bien el tobillo mientras hacemos ejercicio, ya que la triple banda elástica que tienen en su interior impide que la prenda se deslice, se mueva o irrite la zona.

En ambos casos, si tenemos dudas sobre la solución de terapia compresiva más adecuada para tratar la lesión que sufrimos, lo mejor será asesorarnos con nuestro farmacéutico de confianza, que nos recomendará la tobillera idónea en base a nuestras necesidades.

En una fase posterior, una vez hayamos pasado el estadio de dolor agudo y estemos al final del periodo de recuperación, deberemos hacer ejercicios para fortalecer la articulación y prepararla para la vuelta a la normalidad y a la práctica deportiva.


Resumiendo, a lo largo del artículo hemos visto que las torceduras y esguinces son causa frecuente de dolor en el tobillo, pero no son lo mismo: las torceduras suelen ser consecuencia de un mal gesto, no implican lesión ni precisan tratamiento, solo un poco de reposo; los esguinces, en cambio, siempre implican una lesión de los ligamentos y necesitan tratamiento para curar el daño producido en la articulación. Pueden ser de tres tipos: grado I, en que hay un estiramiento sin rotura, grado II, en que hay un desgarro parcial, y grado III, en que hay una rotura total. Para recuperarnos de una lesión en el tobillo, debemos seguir la terapia indicada por nuestro traumatólogo, usar una tobillera para estabilizar y sujetar la articulación, y realizar ejercicios para fortalecerla una vez estemos en la última fase del periodo recuperación. Puede que el esguince nos detenga momentáneamente y nos impida seguir con nuestra vida (especialmente, si somos deportistas), pero si queremos recuperar el ritmo habitual cuanto antes y que nada nos pare, lo mejor es calzarnos una tobillera, hacer ejercicios a diario y mantenernos siempre en movimiento.


Fuentes:

Información y estudios internos de Farmalastic

Medline Plus. Biblioteca Nacional de Medicina de los EE. UU. Dolor de tobillo. Recuperado de https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/003167.htm


*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.